Con 17 años de vigencia y muchos cambios culturales y sociales en el medio, la ordenanza que regula la actividad nocturna en la ciudad parece tener su fecha de vencimiento. Después de varios intentos fallidos y seis años de amagues, el Concejo Municipal se apresta a aprobar antes de fin de año una nueva normativa que se adapte a los tiempos que corren y que contemple las nuevas formas de diversión y entretenimiento que tienen tanto jóvenes como adultos durante la noche rosarina. Con varios puntos ya consensuados, como el tema de los rubros, y otros todavía por acordar (horarios de cierre, factor ocupacional, registro de oposición de los vecinos), existe el compromiso de todos los bloques políticos para llegar a un borrador conjunto que resuma los acuerdos alcanzados. Por su parte, desde el sector bolichero consideran que la ordenanza actual tiene una aplicación exitosa en Rosario, y criticaron duramente algunos de los puntos que se plantean modificar. 

La encargada de llevar adelante las negociaciones entre los bloques es la concejala María Eugenia Schmuck, quien en su carácter de presidenta de la Comisión de Gobierno propuso destinar el primer tramo de cada una de las reuniones para debatir el tema. “Si logramos avanzar en los puntos que nos faltan, en dos meses podremos tener un borrador para votar antes de que termine el 2018; tengo el compromiso político de los bloques para que así sea”, adelantó a Rosario/12 la edila radical.

Uno de los principales aspectos del proyecto en el que ya hay acuerdo es sobre el tema rubros. Teniendo en cuenta que la ordenanza vigente contempla cuatro grandes categorías que a la vez dan lugar a diecinueve tipos de rubros, algunos de los cuales ya no existen (como cabarets y whiskerías), la intención es simplificar los rubros en cinco categorías pero con un criterio de igualdad entre aquellos en los que haya música en vivo o con Djs de forma permanente. De esa manera, todos esos locales deberán cumplir con determinadas características técnico-constructivas relacionadas con la infraestructura, la insonorización, el plan de evacuación, la higiene y seguridad adecuada, el acuerdo con los vecinos, entre otros puntos. “La discusión no está en si es un bar o un boliche sino que deban pasar por los mismos requisitos, sin importar el tamaño que tenga o la actividad específica a la que se dedique”, aclara Schmuck.

Por otro lado, un tema que todavía está en debate entre los concejales es el del factor ocupacional. La normativa actual establece que para los boliches debe ser de 3 personas cada 2 metros cuadrados, y en el caso de los bares de 4 personas cada 2,30 metros cuadrados. Si bien todavía no lo han definido, hay una tendencia de la mayoría de los bloques de que se unifique el criterio de todos los rubros para que sea de dos personas por metro cuadrado como sucede en la ciudad de Buenos Aires.

Otro de los puntos a resolver es el tema de los horarios, principalmente el de cierre. Tanto los dueños de boliches como para el Secretario de Control y Convivencia Ciudadana, Guillermo Turrín, están conformes con la aplicación actual que establece el cierre a las 5 de la mañana, y 5.30 como límite para evacuar a la gente del local. Incluso, el funcionario municipal fue más allá y planteo la posibilidad de que se extienda hasta las 6. En el Concejo hay proyectos con distintas posturas sobre este tema, que van desde extenderlo hasta las 6 como de reducirlo a las 4.30 de la mañana.

Una cuestión que no estaba soslayada en los proyectos que están en análisis pero que llevó como propuesta Turrín al encuentro que tuvo con los concejales es el de los menores. En ese sentido, planteo la posibilidad de que jóvenes de entre 16 y 18 años puedan coincidir en boliches de mayores de entre 18 y 21. Además, mencionó la posibilidad de que se entreguen pulseras que identifiquen a aquellos que son adultos para evitar que se les venda alcohol a los menores. Más allá de esto, la concejala Schmuck aclaró que todavía no lo están discutiendo en la Comisión como una propuesta concreta dentro del borrador del proyecto, pero mencionó: “En nuestra iniciativa planteamos que tienen que existir lugares dedicados especialmente a esa franja etaria que hoy no tiene un espacio específico en la noche local y que sale igual”. 

En lo relativo a las inspecciones de los locales, la edila consideró que hoy la ordenanza es muy confusa y da a lugar a que cada control dependa mucho del criterio de cada inspector. Por ese motivo, la mayoría de los bloques coincide en que se establezca un protocolo de inspección que sea específico para cada rubro, para que de esa manera cada propietario o locador también pueda saber lo que se le va a exigir. 

A la hora de arriesgar una fecha aproximada en la que pueda salir la nueva ordenanza, la concejala radical estimó que entre octubre y noviembre el proyecto final puede estar llegando al recinto para su votación. “Tiene que pasar por tres comisiones: Gobierno, Planeamiento y Salud. Después del receso invernal, vamos a tener reuniones especiales para agilizar la redacción del proyecto en los puntos que ya acordamos, y de esa manera seguir con los otros temas que todavía debemos discutir”.

A pesar del acuerdo de todo el arco político para encarar esta actualización normativa, no todos los actores involucrados en la noche están de acuerdo con que se modifique el statu quo. En ese sentido va la postura de Sergio “Willy” Spagnolo, integrante de la Cámara de Bolicheros de Rosario, quien manifestó, en contacto con este diario, que si bien hay algunos artículos que han quedado desactualizados y se pueden cambiar, no se debería tocar el espíritu de la ordenanza porque considera que es exitosa en su aplicación.

En ese sentido, el empresario consideró un “disparate” la posibilidad de que la nueva norma cree una subclase de confitería bailable, haciendo referencia a los bares con difusión musical o espectáculos en vivo. “Disiento totalmente, porque de ese manera se baja la vara con respecto a la seguridad, a la locación y al respeto a los vecinos. Además, parece algo imposible de controlar, ya que implicaría diseminar pseudo discotecas por todo el centro y macrocentro de la ciudad, generando un foco de conflicto tremendo”.

Por otro lado, Spagnolo consideró que Rosario tiene la nocturnidad más segura del país y es ejemplo en Argentina: “Somos centro de consulta de otras comunas acerca de cómo hemos resuelto este tema.  Además, es la única ciudad que tiene registro de personal de Control de Admisión y Permanencia (mal llamados patovicas), que establece que para poder ejercer ese trabajo debes hacer un curso de capacitación, tener secundario completo y no poseer antecedentes penales”.

En cuanto a los puntos en los que está de acuerdo que se revean, mencionó lo relativo al sonido, y hasta propuso que la Universidad Nacional de Rosario haga un estudio  para saber cuántos decibeles puede emitir una confitería bailable sin que afecte a los vecinos. Además, coincidió en la postura para que el factor ocupacional de los boliches se eleve a dos personas por metro cuadrado, y también sobre la simplificación de los rubros, pero a diferencia de lo que plantean los concejales entre locales con o sin actividad permanente, el empresario considera que la diferenciación tendría que hacerse entre aquellos que tengan o no actividad bailable.