La Justicia investiga si la muerte de Joaquín Martínez, un estudiante de 21 años que murió el jueves pasado en una plaza del barrio porteño de Palermo, se debió a causas naturales o fue producto de un ataque. Según la autopsia preliminar, el cuerpo presentaba un golpe en la cabeza y faltan su celular y la tablet, por lo que se sospecha que pudo haber sufrido un asalto. A pesar de que el hecho ocurrió en una zona muy concurrida, hasta el momento ningún testigo aportó datos que permitan reconstruir lo sucedido. Un dato que suma confusión al caso: la muerte se produjo 48 horas después de que la hermana del joven estuvo desaparecida casi un día.

El joven fue encontrado alrededor de las 20 del jueves último, es decir, media hora después de que el muchacho saliera de su casa, a unas seis cuadras del lugar, para cursar un profesorado. El muchacho estaba reclinado contra un árbol de la plaza Unidad Latinoamericana, en Medrano y Costa Rica. 

De acuerdo a la madre, Sonia Martínez, unos chicos que estaban en la plaza vieron al joven jadeando y avisaron a un policía que estaba en la zona. “Cuando el policía llegó, al tocarlo, vio que tenía pulso, pero cuando llegó el Same no pudieron hacer nada más”, contó la mujer a un canal de noticias. Junto al cadáver quedaron los restos de un vómito y una botella de Gatorade. 

La autopsia preliminar indicó que sufrió congestión por edema pulmonar y edema cerebral difuso, lo que indicaría que recibió golpes, aunque hasta el momento no se pudieron establecer las circunstancias. Otra posibilidad es que pudo haber sufrido una caída. 

Para la madre del joven fallecido, la hipótesis del ataque se abrió porque “cuando lo revisaron tenía un golpe en la cabeza”, aunque sostuvo que también entre el personal presente en el lugar se barajaba “que se hubiera drogado porque había un vómito al lado”.

Sin embargo, la mujer remarcó que “lo más raro, es que no tenga su celular y su tablet”. “Joaquín no consumía drogas, no le gustaba ir a boliches, era muy puntual cuando iba al profesorado, no salía ni un minuto antes, ni uno después”, aseguró la madre del estudiante.

Además, reclamó que las autoridades que investigan la causa, la comisaría comunal 14 y la Fiscalía Criminal y Correccional 62 a cargo del fiscal Ariel Yapur, que impuso el secreto de sumario, “no nos dan más información, no nos dicen nada. Estamos desesperados”.

La pareja de la mujer, Nicolás Benedit, apuntó en el mismo sentido: “Hemos denunciado que el teléfono y la tablet no están. Pero no nos dan ningún tipo de informe. Estamos desde el jueves yendo y viniendo a la comisaría”, remarcó el hombre sobre el hecho de que aún tiene más preguntas que respuestas.

El fallecimiento se produjo dos días después de que la hermana de Joaquín, de 14 años, desapareciera por varias horas y sus familiares y amigos apelaron a las redes sociales para encontrarla. La adolescente, finalmente apareció en su casa, alrededor de las 2 de la madrugada, sana y salva. En el ínterin, Joaquín fue encontrado por la policía alcoholizado. “Lo llevaron a la guardia, pero no encontraron ningún tipo de droga, sí alcohol”, contó la madre.

El miércoles por la noche, tras el episodio, Joaquín escribió en inglés en la puerta de su placard: “Este soy yo, quiero volver a casa”. “Creo que sentía algo de culpa por lo que había pasado con su hermana”, explicó la madre, quien sostuvo que la frase le “dio mala espina”. La inquietud hizo que el jueves, luego de que su hijo saliera para el instituto, ella corriera “al profesorado para ver si había entrado a clases o no, y cuando llego me dicen que no había venido”, explicó Sonia, quien tras llamar a su marido recorrió la plaza sin encontrar a Joaquín. Eran las siete de la tarde. Una hora después el joven fue encontrado por la policía.