La ONG española Proactiva Open Arms denunció que los guardacostas libios dejaron morir a un niño y a una mujer tras hundir la embarcación en la que intentaban cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa. El fundador de la ONG, Oscar Camps, publicó en su cuenta de Twitter una imagen del rescate al que acudieron ayer en la que se puede ver el cadáver de la mujer y el del pequeño sobre los restos del bote. Una imagen que pone una vez más ante los ojos del mundo el drama de los inmigrantes. 

La organización española estaba patrullando las costas cerca de Libia, de donde parten la mayoría de los migrantes con destino a Europa, cuando hizo el horrendo descubrimiento. Según Camps, los guardacostas libios habían acudido a su rescate y hundieron la balsa, dejando en el agua a varias personas que se negaron a subir y ser devueltos a Libia. “La guardia costera libia dijo que había interceptado un barco con 158 personas a bordo y que les dio asistencia médica y humanitaria”, señaló el fundador de Proactiva Open Arms. “Lo que no dijeron es que dejaron abandonados a dos mujeres y a un niño y que hundieron su barco porque no querían subir a la nave libia”, agregó Camps en Twitter. 

Según constató un fotógrafo de la agencia AFP, la mujer que sobrevivió flotaba agarrada al bote, que estaba completamente desinflado, gracias a unas pocas tablas, a unas 80 millas náuticas al noreste de Trípoli. La mujer es originaria de Camerún, tiene cerca de 40 años, se llama Josepha y pasó unas 48 horas flotando al lado de la otra mujer y de un niño, quienes no resistieron. Según el equipo médico de a bordo, la superviviente tiene síntomas de hipotermia, está traumatizada. 

Camps dijo que esta situación era “la consecuencia directa de contratar a milicias armadas para hacer creer el resto de Europa que Libia es un país y un Estado seguro”. 

Por el momento no fue posible obtener una versión de lo ocurrido por parte de la guardia costera libia. Interrogada por la AFP, los guardacostas se negaron a hacer comentarios sobre el asunto. Sí indicaron que fueron rescatadas 158 personas a 16 millas náuticas de Joms, relativamente lejos del área donde se encontró a la naúfraga.

Según prosiguió Camps su relato como testigo en primera persona, “cuando llegamos, encontramos a una de las mujeres todavía con vida, no pudimos hacer nada por recuperar a la otra mujer y el niño que al parecer murió pocas horas antes de encontrarlos ¿Cuánto tiempo tendremos que lidiar con asesinos alistados por el gobierno italiano para matar?.

Proactiva Open Arms es una de las ONG a las que el nuevo gobierno italiano prohibió rescatar migrantes del mar y llevarlos a las costas italianas.

A principios de mes, la organización se vio forzada a trasladar hasta Barcelona a varios migrantes. Proactiva denuncia que su trabajo se ve así seriamente limitado y que los migrantes quedan en manos de la guardia costera libia, sin equipamiento suficiente.

El caso ha generado un verdadero enfrentamiento entre la organización humanitaria española y el ministro italiano de Interior, Matteo Salvini, acusado de aplicar una política inhumana.

Salvini, líder de la derechista Liga, advirtió en un tuit que continuará con su línea dura. Insistió en su veto. “Pueden ir ahorrando tiempo y dinero. Solo verán los puertos italianos en postales”, escribió el también viceprimer ministro del país.

“Desafío a toda persona a encontrar un mensaje mío en que pido abandonar a la gente en el mar. Mi objetivo es salvar a todos, alimentar a todos, pero evitar que lleguen a Italia. El objetivo es acabar con el tráfico de seres humanos, que es la única manera de reducir el número de muertos”, declaró Salvini en una conferencia de prensa tras enviar un tuit con la firma: “puertas cerradas, corazón abierto”.

Dos barcos de esta ONG catalana han vuelto a patrullar el Mediterráneo central, el velero Astral y el buque insignia Open Arms, que actualmente son los únicos pertenecientes a una ONG que se encuentran en la zona.

Ambas embarcaciones llegaron el 4 de julio a Barcelona después de que el Open Arms rescatara a 60 personas en aguas internacionales frente a Libia, e Italia y Malta le negaran el permiso para desembarcarlos en sus puertos, por lo que finalmente fueron trasladados a la capital catalana, que se ofreció como puerto de acogida.