La balanza comercial registró en junio un déficit de 382 millones de dólares, prácticamente la mitad del rojo que había mostrado un año atrás. La mejora relativa se debe a que las importaciones bajaron mucho más de lo que lo hicieron las exportaciones, afectadas por la sequía que redujo la cosecha de soja. El comportamiento negativo de las compras al exterior se explica por la retracción de la actividad económica junto al encarecimiento de los bienes importados por la suba del dólar. En seis meses, la salida de dólares por la vía comercial ascendió a los 5101 millones, casi el doble de los 2616 millones de déficit que se registraban a esta altura de 2017. 

Los datos de compras de bienes al exterior en junio se contraponen a los del resto del año. Es que si bien la corrida cambiaria que disparó la cotización del dólar comenzó en mayo, las importaciones sufren un retraso porque los pedidos al exterior suelen realizarse con cierta anticipación. En consecuencia, el nuevo escenario cambiario tuvo su primer reflejo en el comercio exterior en junio, cuando las importaciones cayeron en forma interanual un 7,5 por ciento, la primera baja desde octubre de 2016.

La consultora Abeceb, que dirigía Dante Sica hasta su asunción como ministro de Producción, señaló que “los datos dibujan una imagen temprana pero certera de lo que será el resto del año en materia de comercio exterior. En junio, las exportaciones siguieron en línea con la dinámica de pocas luces que vinieron mostrando en los primeros cinco meses del año. Sin embargo, la novedad se presenta en la dinámica importadora”.

La reducción en un 15 por ciento de las compras de autos al exterior implicó 200 millones de dólares menos en importaciones, mientras que otros 108 millones se explicaron por la baja de importaciones de partes destinadas a motores, generadores, grupos electrógenos y convertidores rotativos. La caída en importaciones de material para vías férreas equivalió a 56 millones de dólares, al tiempo que se importaron 43 millones menos en productos farmacéuticos, 40 millones menos de hidrocarburos y el ingreso de computadoras quedó 36 millones por debajo del año pasado.

Si las importaciones se agrupan según “uso económico”, hay fuertes caídas en rubros vinculados a la inversión privada, como bienes de capital y piezas y accesorios para bienes de capital. “Esto hace prever que el impacto de la corrida cambiaria en la inversión privada será importante”, anticipa la consultora Radar. La caída del salario real junto al deterioro del empleo y las perspectivas negativas en materia de obra pública por el ajuste fiscal que el Gobierno le prometio al FMI hacen que los empresarios esperen una caída de las ventas en el mercado interno, lo cual retrasa decisiones de inversión y en consecuencia, de importación de equipos.

También hay bajas en las importaciones de bienes de consumo. En bienes intermedios se hubiera registrado una caída de no ser por el fuerte aumento en la importación de porotos de soja para abastecer a las empresas cerealeras, que producen harina y aceite de soja. De hecho, el Indec resaltó que “el único aumento de importaciones significativo en junio correspondió a porotos de soja excluidos para siembra”.

La compra al exterior de porotos de soja, un sector en donde la producción argentina es líder global, se explica por la caída del 37,4 por ciento en la cosecha de soja a raíz de una campaña que este año es de unas 36 millones de toneladas, la recolección más baja desde la sequía del período 2008-2009, cuando se registraron 32 millones de toneladas.

En el global, las exportaciones cayeron un 1,4 por ciento en junio. Ese resultado se dio por una baja del 10,2 por ciento en las cantidades, que no logró compensar el aumento del 9,8 por ciento en los precios. La caída interanual de las exportaciones de productos se debió fundamentalmente a la contracción de las exportaciones del complejo sojero y, en segundo lugar, a las menores exportaciones de cobre y sus concentrados. En cambio, las exportaciones de manufacturas de origen industrial subieron un 10,4 por ciento, por las ventas de autos a Brasil, y las de origen agropecuario lo hicieron en un 3 por ciento. “Sin contar soja y derivados, las exportaciones crecieron 15,2 por ciento durante los primeros seis meses del año”, calculó Radar. Las cantidades exportadas por el sector primario bajaron un 31,1 por ciento interanual, aunque los precios internacionales mejoraron un 7,7.