Ivanka Trump, la hija del presidente de Estados Unidos, se desmarcó ayer de manera sutil de su padre en torno a la separación de las familias de migrantes en la frontera y los medios de comunicación, sin denunciar la posición del mandatario para quien trabaja fielmente en la Casa Blanca. Ver a más de 2.500 niños migrantes separados de sus padres al tratar de entrar a Estados Unidos fue un “punto bajo”, confió la empresaria, de 36 años y madre de tres niños. “Estoy muy en contra de las separación de las familias y de la separación de padres e hijos”, añadió Ivanka, cercana asesora del magnate, durante una conferencia en Washington. “Ese fue un punto bajo para mí también” añadió antes de señalar que “la inmigración es un tema sumamente complejo”. “Soy hija de una inmigrante”, continuó Ivanka en referencia a su madre, Ivana, que nació y creció en la antigua Checoslovaquia. La hija del presidente apuntó que su madre llegó a Estados Unidos de manera legal. “Debemos ser cuidadosos sobre incentivar una conducta que ponga a los niños en riesgo de ser traficados,o que hagan un viaje increíblemente peligroso solos.” Los gritos y llantos de niños migrantes, tras haber sido separados de sus padres en nombre de la política de “tolerancia cero” en la inmigración del gobierno republicano causaron una tormenta dentro y fuera de Estados Unidos. En junio el presidente revocó la medida, afirmado que fue influenciado por su esposa y su hija.