No solo la pantalla chica recoge el clima de época. El cine argentino también se tiñe de verde. O, al menos, eso es lo que pretende un grupo de cuatrocientas directoras, actrices y técnicas de diversas agrupaciones audiovisuales de todo el país. Bajo el nombre de “Acción”, las profesionales consensuaron una carta en la que le piden a las autoridades del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) modificar reglamentaciones que rigen al organismo con la finalidad de que el Plan de Fomento “incentive la igualdad y acompañe el cambio cultural que está experimentando la sociedad”. En el escrito, acompañado por una docena de asociaciones de la industria, las profesionales proponen la puesta en marcha de “incentivos fiscales en las subvenciones y cupo femenino al 50 por ciento en los equipos técnicos, en los comités de evaluación de películas del Incaa y en los jurados y equipos de programación de los festivales nacionales”. Natalia Oreiro, Erica Rivas, Anahí Berneri, Celina Murga, Vanesa Raggone, Graciela Taquini, Ana Piterbarg, Mónica Lairana, Ana Maria Muchnik y Marcela Guerty son algunas de las mujeres que firmaron la petición. En la carta, las participantes destacaron el caso del Instituto de Cine de Suecia, “que con decisiones y políticas concretas consiguió la igualdad de género en el área de dirección en tan sólo tres años, estableciendo por ley la igualdad absoluta en la subvención del cine: el 50 por ciento de sus fondos deben ir obligatoriamente a proyectos dirigidos por mujeres y el otro 50 a proyectos dirigidos por hombres”. Hay un dato estadístico elocuente: en la última década, según las cifras que maneja la agrupación, apenas el 13,7 por ciento de las producciones cinematográficas (222 películas sobre un total de 1622) fueron dirigidas por mujeres.