¿Cómo le va, la vo, lo ve? ¿Cómo está usted, Cómo estó ustad? Disculpe, no me volví loco ni loca ni loque, es solamente que se me están chispoteando las letras, y a mis ya habituales y legendarios “lapsus dedi” ( Culpa del teclado, diría mi analista), se suma ahora un estado de confusión mental, mentol y mentil que supera mi capacidad de raciocinio.

Pido mil disculpes. Esto supera ampliamente cualquier pesadilla discepoliana. Es que Don Enrique Santos no contaba con los medios masivos, hegemónicos, virtuales actuales que enriquecieran su infernal imagen cambalachesca yirayiresca o la que usted quiera rememorar.

Igualmente,  deudora, deudoro, algo se va configurando en el imaginario popular ( ¡Uy, dije popular!, disculpen, goris- en caso de estar leyendo esta nota), y no es casual que en varios textos e imágenes  ( mi nota de la semana pasada , el chiste de tapa Paz-Rudy del martes 7, y la columna de Eduardo Aliverti del lunes 6) hayan aludido al mismo concepto: “Tenemos que dar Pan y Circo, pero pan no hay, y el circo hay que pagarlo”.

Se habló en un caso de “Albinoico, el payaso mesozoico”, que trata de hacer equilibrio sobre una tetera de porcelana, pero se le rompe, y nos pasa un presupuesto de varios millones para reponerla. 

En un segundo, de que los tarifazos vendrían a ser lo que tenemos que pagar para que nos dejen ingresar al circo, querramos entrar o no. Es algo así como el “derecho consuetudinario” medieval, donde el pueblo le pagaba una cifra al señor feudal, para poder ir los domingos a observar un gorila que  tenía en exposición, y varios años después de la muerte del gorila, debían seguir pagándole, porque era un derecho adquirido del señor (Uy, que coincidencia). Son, digamos, la manera macrista de no excluirnos

En el tercero, de la típica maniobra ridícula de querer entrar al espectáculo, en su rama judicial, truchando el ticket en una burda fotocopia.

El circo puede ser lindo o no, el problema es que, aunque paguemos, nos toca laburar igual. Nosotros vendríamos a ser “los que meten la cabeza adentro de la boca del león”. Al león no lo domaron bien, ya que por falta de presupuesto, echaron al domador, y el contador, entre balance y balance, hace como que lo doma, sin que nadie se lo crea, y menos que nadie, el león. Y aparte, por los mismos motivos, hace rato que tampoco lo alimentan. Pero no se preocupe, delicioso ( al gusto de los leones famélicos) deudor, nos va a ir bien, salvo que pasen cosas, haya una tormenta y/o alguna otra cuestión

Por otro lado, la estrategia cuadernícola  perjudicial rebasa el nivel circense y entra al de thriller berreta. Desde la primera página de esta novela fotocopiada sabemos quién es el culpable, a quién le van a enchufar el crimen, y cuál es el móvil. Lo circense tiene más que ver con cómo hacen para estirar el relato hasta 2019.

Van a hacer falta muchos payasos, malabaristas, equilibristas, magos, domadores, fieras, y un maurífice elástico, de goma, o de látex que se estiiiiiiire y se estireeeeeeee, resistiendo, ya no a los virus, sino la cotidiana y terrible realidad, que es la única posverdad, aggiornando al general.

Veamos: 

Pero todos sabemos, que si algo que da renombre a los circos, son los payasos. Y en eso sí que el mejor equipo contrario de los últimos 50 años superó las expectativas de quienes los votaron, pero sobre todo, de quienes no votaríamos jamás ni jamós ni jamés

Y mire que payasos tuvimos, eh. Algunos dúos como Firulete y Santiaguito (luego Cañito), o Carozo y Narizota. Tríos como Gaby Fofo y Miliqui (Luego Fofito y Miliquito). Individuales como Balá, Scazziota, (Salta Violeta). Capocómicos como Marrone, Biondi y Verdaguer que tuvieron su etapa circense previa (o durante) su masividad televisiva. Sin olvidar a Payasín, Chiribín, Tatín, cuando los payasos terminaban en “in”. O más cercano en el tiempo, Piñón Fijo. 

El mejor equipo contrario no se quedó atrás ¿Quieren un duo? El duo de Caputos, que intenta hacer equilibrio financiero y… pufff, no lo logra. Después está Juanjo, el que con su “¡Salta,tarifa!” no hizo reir, pero si llorar, a millones de argentinos. No tanto a niños, que para ellos ya hay muchos, sino más a los jubilados, a quienes jamás se les dedicó tanto circo como ahora, a manera de reparación histórica. También está “Salario Fijo”: nadie sabe quien es, porque cada uno le echa la culpa a otro

¿Quieren un trío? ¡Gaby, Fofita y Miliquita! Con sus clichés: “ gente pobre-gente normal”; “ No se preocupen que yo se los explico todo”, y “persiguiendo al originario”, la rompen. Aclaración: el nombre de Fofita no se refiere al aspecto físico –detestamos hacer alusiones al respecto– sino a lo graso de sus ideas, que ahí sí. Con este trio de payasas, ¡Otra que el circo de Moscú!

¿Quieren canciones cómicas? Tenemos:

Como ve, querida deudora, no falta nada. Bueno, sí, falta mucho, pero pasaron cosas y en el segundo semestre van a llover  dólares

¡Lindo el circo, lástima que nos tocó adentro de la pista!

Y como decía uno de los protagonistas de la función: “¡Mamá ¿Cuándo nos vamos?!”

Hasta la próxima que viene.

@humoristarudy