El riesgo país de Argentina, medido por JP Morgan, trepó ayer 745 unidades, 23 puntos básicos por encima del viernes, con lo que permanece en niveles máximos desde enero de 2015. El rechazo de los inversores a cualquier tipo de activo argentino se aceleró en un contexto internacional de creciente incertidumbre provocado en los últimos días por el desplome de la lira turca.  Los inversores se encuentran desarmando posiciones de bonos emergentes en general y de Argentina en particular para disminuir al máximo posible los riesgos. Otra evidencia del descalabro es la fuerte suba que registraron los seguros contra default. 

Los Credit Default Swaps (CDS), o seguros contra default pasaron de niveles cercanos a 500 puntos hasta los actuales 676 puntos en tan solo 72 horas. Dicho rally del CDS está relacionado con la debilidad que se encuentran transitando los bonos argentinos que en un mes se derrumbaron bruscamente, llevando a las tasas a que se desplacen hacia arriba en 180 puntos en promedio en un mes. La curva no solo se ha desplazado hacia arriba sino que además ha mostrado un aplanamiento considerable, perdiendo tendencia y mostrando riesgos para la renta fija argentina.

En este contexto se agudizaron las críticas no solo desde la heterodoxia sino también desde economistas ortodoxos. “Cuando el dólar sube, empieza a haber una enorme incertidumbre y una gran percepción del riesgo. La gente empieza a sacarse los pesos de encima, por lo cual el valor sigue bajando, genera que nos asustemos más, y que el precio del dólar siga subiendo, y es el círculo vicioso que nos llevó a un cambio de presidente del Banco Central y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, aseguró ayer el economista Aldo Abram. “Mientras más deje el Banco Central que se deprecie el peso, menos confianza se tiene en la moneda. Y eso no solo alimenta otra escalada, sino que si lográs frenarla todos los que perdieron no van a volver a poner dinero en la Argentina”, agregó.