El intento del Gobierno nacional de realizar una mesa de diálogo con empresarios y sindicatos parece haber naufragado. El martes por la noche, cuando trascendió la información, desde la misma conducción de la CGT negaron la participación y ahora llegó el turno de las cámaras empresarias. Así, el acuerdo marco para cuidar el empleo, el salario y la productividad no encontró eco entre los principales protagonistas. Mientras tanto, el Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, responsable de la organización, sumó un nuevo fracaso a su gestión porque la intención era generar un espacio de confluencia para demostrar que a pesar de la crisis hay confianza en las políticas del oficialismo. Y justamente fue ese el principal argumento del rechazo ya que los sindicalistas y empresarios consideran, por diferentes motivos, son perjudicados por el modelo.

Los empresarios están que trinan con las últimas decisiones presidenciales. El freno que le impuso a la reducción de las retenciones para aceites y harinas de soja y también la reducción de los reintegros a las exportaciones malquistó a estos sectores que, si bien siempre tuvieron muy buenos ingresos en divisas, con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada multiplicaron exponencialmente sus ganancias. Las razones del Gobierno, bajar el déficit fiscal tal como se comprometió con el Fondo Monetario Internacional, no convencieron a los grupos empresarios tanto del campo como los de la industria. Estos últimos, por caso, llegaron a considerar a la baja de los reintegros de las importaciones como “un misil” en contra. Al menos así lo calificó el titular de Unión Industrial Argentina UIA), Miguel Acevedo hizo redactar un comunicado donde se queja por el “impacto negativo” que tendrá esta medida para el sector que representa.

Estas decisiones del Gobierno obraron como una gran decepción para los industriales que se habían entusiasmado con la promesa del ministro de la Producción, Dante Sica que les había asegurado que no se tocarían los reintegros. 

Los datos económicos y las políticas aplicadas generaron un combo de pesimismo y desconfianza que derivó en la negativa a participar del dichoso acuerdo que tenía que lograr Triaca. La intención era sentar a los empresarios y la conducción de la CGT y mostrar unidad en la búsqueda de soluciones para la recesión que provocó el Gobierno.

El triunvirato se tuvo que negar al diálogo propuesto en tanto consideran que el Gobierno no cumplió con ninguna de las promesas y ahora desconfían de esta foto que busca la Casa Rosada con el presidente Macri a la cabeza. El martes por la noche el triunviro Carlos Acuña fue contundente al desmentir el trascendido de la participación de la central obrera en dicho cónclave. “Nada de eso es cierto. Nadie nos ha invitado”, dijo y luego agregó que durante el encuentro del viernes pasado con Triaca y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en la Quinta de Olivos le dijeron que “si bien no tenemos problemas en dialogar le aclaramos que antes tenemos que contar con lo que resuelva el Consejo Directivo y el plenario de secretarios generales”. La cita del plenario no fue gratuito ya que de esa manera los triunviros patearon para septiembre cualquier definición porque ese espacio recién se reunirá el próximo 29 de agosto. Al triunvirato no le conviene mantener tanta cercanía con el Gobierno ahora que le surgió un duro competidor como el Grupo Lezica que aglutina a unos 70 sindicatos que quieren disputar la conducción de la CGT.