Parecía un partido de fútbol malo con un equipo en campaña para el descenso, en el que la tribuna oscilaba entre la resignación y la puteada al técnico. Por eso, cada tanto, algún transeúnte disparaba un "Mauricio Macri la puta que te parió", mientras las pizarras de la city porteña actualizaban a ritmo vertiginoso el precio de la divisa verde que generó una jornada frenética en el microcentro porteño. Sin freno hasta casi las dos de la tarde, el dólar rozó los 42,50 en casas de cambio, al mismo tiempo que algunos bancos dejaban de operar la moneda norteamericana. Un rato después de alcanzar ese récord, la baja a 41 hizo estallar en aplausos irónicos a quienes se acercaron a las agencias de cambio de la calle San Martín, al tiempo que algunos reclamaban a viva voz saber "dónde están los que los votaron".

La city porteña volvió a tener una jornada frenética, las pizarras de bancos y casas de cambio variaron sus cotizaciones por minuto durante toda la mañana, recién pasado el mediodía, aún sin encontrar techo, la cotización pareció establecerse en torno a los 42 pesos. 

Frente a las dos casas de cambio de la calle San Martín al 400, Magitur y Alpes, las cámara de los medios de televisión y radio estaban apostadas desde temprano. No hubo tumultos ni largas colas en las casas de cambio, pero el ambiente registraba por momentos breves estallidos de violencia verbal, descontentos al paso, y cientos de personas que han decidido hacer de las pizarras electrónicas su objeto de fotografía.

Un hombre que caminaba con dificultad, se detuvo, sacó su celular y fotografió la pizarra con las cotizaciones. No parecía una escena anormal, y no lo era. A menos que uno se hubiera detenido cinco minutos frente a las casas de cambio. Jóvenes, ancianos, hombres y mujeres, trajeados o en ropa informal repetían el mismo gesto: apuntaban el celular y retrataban la pizarra oracular. A su vez, eran retratados por los fotógrafos de los medios como postal del día. Después, venían los comentarios cargados de bronca o angustia.