El pedagogo mexicano Ángel Díaz Barriga disertó en Buenos Aires invitado por la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN) y la Secretaría de Asuntos Académicos de la UBA. Durante su conferencia, titulada “La integración curricular y didáctica en la formación profesional”, que también brindó en las Universidades Nacionales de San Luis y del Oeste”, destacó el rol del docente para crear mejores condiciones de aprendizaje, más allá de los cambios curriculares. 

Doctor en Pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, Díaz Barriga es especialista de referencia obligada en América Latina, cuyos principales aportes al campo de la investigación se ubican en el ámbito de la didáctica, el currículo y la evaluación educativa. 

Durante la presentación en Buenos Aires, enfatizó sobre la necesidad de refundar la labor docente como el camino posible para fortalecer el vínculo entre lo que se enseña y las necesidades del campo profesional, y así lograr una mayor integración de los contenidos curriculares con las demandas del mundo actual.

Díaz Barriga comenzó presentando el marco conceptual de su investigación y fundamentó el trabajo que viene realizando en la actualidad. “El eje de mi pensamiento es cómo lograr articular y buscar un encuentro entre lo curricular y lo didáctico”, señaló. Destacó, a su vez, que entiende lo curricular como aquello que responde a una dimensión institucional que propone una determinada secuencia para el trabajo de los saberes quehay que conocer, con el objetivo de lograr la formación del sujeto. Mientras que la didáctica tiene que ver con el trabajo de los docentes.

El desafío que se plantea es cómo lograr una mayor integración entre los contenidos y la práctica de enseñanza, para lograr mejores condiciones de aprendizaje para los alumnos y mejores rendimientos educativos en función de las exigencias que la propia realidad impone. 

La ponencia del referente mexicano es rica no sólo porque invita a los docentes a revalorizar su rol central dentro del sistema educativo, sino también porque establece que las transformaciones en los modos de enseñar son difíciles si no se jerarquiza lo pedagógico.

En toda su exposición, demostró, mediante casos y teorías pedagógicas, la necesidad de que el proceso educativo integre la transmisión del conocimiento con el planteo de los temas y los problemas primordiales, para que los alumnos no repitan de memoria lo aprendido, sino que puedan tener la capacidad de aplicarlos en su vida laboral y profesional.

En ese sentido, Díaz Barriga ejemplificó con un rasgo tan actual como provocativo: “Si nosotros buscamos en Google el término innovación curricular, la cantidad de registros que encontramos es pavorosa, pareciera que en todas partes estamos innovando. Sin embargo, si estamos llenos de innovación, ¿por qué cada vez tenemos más problemas en la educación de los alumnos?”

“¿Hay manera de pensar un cambio que tenga un mayor impacto en la formación profesional?”, se pregunta, para luego continuar: “¿por qué seguimos con los mismos planes de estudios diciendo que hacemos innovaciones?” Y resume que cuando uno habla de la necesidad de integrar los conocimientos entre las diferentes materias, es para que el alumno entienda que cuando aprende tiene que poder resolver determinados problemas profesionales. 

Según Díaz Barriga, la salida institucional es inviable porque no puede esperarse que los cambios y la integración curricular provengan de las instituciones, dado que poseen tiempos más largos y una lógica de organización curricular que llevará generaciones poder aggiornarlas. Por ello, propone que el docente asuma, ante esta imposibilidad, la responsabilidad de avanzar en una integración curricular –entre saberes y la realidad-, y ayude a los estudiantes a aprender. “Desde la dimensión didáctica es más viable vincular los conocimientos con la realidad”, señaló.

“Estoy hablando de refundar la profesión docente para pasar del que enseña al que crea ambientes de aprendizajes. De una planificación por temas, pasar a una planificación por problemas a resolver. Ese es el reto que tenemos”, expresó, mientras invitó a los docentes a ser creativos, por ejemplo, en el uso y el lugar de la tecnología en las aulas.

“Debemos establecer que la tecnología no deja de ser una herramienta. No hay que negarla. Hay que dejarla entrar en la institución educativa, pero tampoco la tecnología hace las cosas por sí sola, no es la salvación de todos. Dar computadoras es como dar cuadernos. ¿Para qué quiero el cuaderno y para qué quiero la computadora? Las tecnologías ya están en la forma de ser de los estudiantes. Nuestra tarea es ver cómo los convertimos en agentes que ayuden al aprendizaje y avanzar hacia una evaluación formativa”, afirmó.

Sin duda, los docentes que pudieron compartir la exposición de Díaz Barriga tuvieron la posibilidad de reflexionar sobre su rol, pero sobre todas las cosas pudieron asistir a la reivindicación de su labor. En tiempos de innovaciones, tecnologías, reformas y contra reformas, es saludable poder devolverle la centralidad al papel de los docentes en el proceso de aprendizaje. En definitiva, son ellos quienes pueden hacer de la escuela, la universidad, los planes de estudio y las tecnologías, herramientas para lograr ciudadanos críticos y capaces de intervenir plenamente en las sociedades actuales.