Estados Unidos volvió a sufrir la violencia por portación de armas con el tiroteo que se vivió en Cincinnati, donde un hombre atacó con un arma en la zona bancaria de la ciudad. El atacante fue abatido, y murieron otras tres personas, mientras que dos resultaron heridas.

El hecho ocurrió en la entrada del Fifth Third Bank, un edificio de 30 pisos del distrito comercial de la ciudad en el estado de Ohio. "Un individuo ingresó al área de carga, comenzó a disparar", precisó Eliot Isaac, jefe de policía de la ciudad. "Al menos tres o cuatro de nuestros agentes se enfrentaron con el sospechoso", agregó. El tirador abatido fue identificado como Omar Santa Pérez, de 29 años.

Para el alcalde de Cincinnati, John Cranley, si no hubiera habido una rápida intervención, la tragedia habría sido “mucho peor”. Aseguró que el tirador “aparentemente estaba disparando a víctimas inocentes", y que "la policía estuvo allí en cuestión de segundos, literalmente". Un testigo afirmó que escuchó al menos seis disparos antes de la intervención de los policías. El hombre vio gente que corría y “hombres vestidos con traje tirados en el suelo, escondidos detrás de macetas grandes".

Por su parte, el fiscal Joe Deters dijo a la prensa que Santa Pérez utilizó un arma 9 milímetros y que llevaba municiones “como para matar a cien personas”. Un vocero del banco consideró que “esto es una tragedia para la cual no tenemos palabras”. Los investigadores precisaron que el agresor, de origen puertoriqueño, tenía problemas de empleo.

El edificio de oficinas permaneció cerrado por más de una hora después del tiroteo, mientras la Policía revisaba el lugar. John Kasich, el gobernador de Ohio, definió lo ocurrido como “un acto de violencia sin sentido” y felicitó por Twitter a las fuerzas del orden “que respondieron rápidamente y comparten mis más profundas condolencias con las víctimas inocentes de este ataque violento".