“El libro importado efectivamente tiene un precio muy alto, disparatado en algún caso, y está fuera de mercado. Es simplemente un punto en el catálogo”, dice Gabriel Waldhuter. “El caso de Solenoide (del rumano Mircea Cartarescu) es muy especial, pues tiene casi 900 páginas. En este momento no lo tenemos, pero estaría alrededor de 1400 pesos. Sin embargo si uno cometiera el no tan vulgar trabajo de cotizar a los libros por página, veríamos que una novela de una editorial argentina de 120 páginas, de las autodenominadas editoriales independientes, sale unos 300 pesos. Es más accesible al bolsillo, pero en comparación es más cara que Solenoide”. Waldhuter comenta que la distribuidora tiene su principal y único canal comercial en las librerías. “En 23 años, jamás hemos hecho lobby con ningún gobierno afín o no, para hacer ventas al Estado. El año pasado, en noviembre, tuvimos la suerte de que el Estado nos golpeó la puerta y nos compró 6.000 ejemplares de tres editoriales españolas. Al momento hemos cobrado el 30 por ciento, a los precios de noviembre del año pasado”, aclara el distribuidor. “No tenemos fecha para cobrar el 70 por ciento restante. Es decir generamos trabajo, los libros se imprimieron en Argentina, generamos contenido y conocimiento para los docentes, y trabajo nacional, cumplimos como es debido y con mucho gusto y esfuerzo con la AFIP. La contraprestación de quien es nuestro contratador, el Estado Nacional, no tiene fecha de pago. Eso sí, esperan inversiones. Y prometen seguridad jurídica. No fue nuestro caso”.
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