Desde Culiacán

Al ex astro del fútbol argentino Diego Maradona lo espera una vida peculiar en la ciudad mexicana de Culiacán: los reflectores de siempre en un lugar que prefiere el béisbol y está asediado por el narcotráfico.

“Estoy en el mejor momento de mi vida”, declaró el lunes el ex capitán de la Selección Argentina, con su acostumbrada tendencia a la exageración, durante su presentación como nuevo técnico del club Dorados de Sinaloa, del ascenso mexicano. “Le agradezco a toda la gente de Dorados por pensar en mí, yo tuve un montón de traspiés en mi vida y hoy tengo 57 años y asumo esta responsabilidad como quien tiene un hijo en sus brazos”, añadió.

Sinaloa, ubicado en el noroeste de México, ha seguido con fidelidad la tradición de los estados más cercanos a Estados Unidos que a la Ciudad de México y adoptaron el béisbol como su deporte principal. La Liga del Pacífico tiene a tres equipos originarios de la entidad: los Tomateros de Culiacán, los Cañeros de Los Mochis y los Venados de Mazatlán.

“¿Quién?”, contesta  Alfredo Ruiz a dpa acerca de sus expectativas sobre la llegada de Maradona. “Yo no sé de fútbol, yo lo que sé es que a ellos siempre les va mal, pero en el béisbol siempre se escucha: ‘Ganaron esto, ganaron lo otro’”, explica. “Yo me quedo con eso, porque crecí oyendo los partidos en la radio, el fútbol vino después”, expresó.

Los Tomateros, dos veces campeones de la Serie del Caribe, que comparten Culiacán –capital de Sinaloa– con Dorados, tienen una afición más amplia. De acuerdo con el canal Espn, el promedio de asistencia durante 2017 en el estadio de Tomateros fue casi del doble que el de Dorados.

La tradición futbolística de la urbe era prácticamente inexistente hasta la fundación de Dorados en 2003. Un año después consiguieron el ascenso a Primera División, lo cual impulsó su popularidad. Han jugado en primera durante tres temporadas, la última en la 2015-2016. 

Pero Sinaloa no es conocido solo por el béisbol. Es uno de los puntos más álgidos del trasiego de drogas en México. El cartel de Sinaloa, cuyo líder fue Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue la organización delictiva más poderosa del país. Actualmente se encuentra en una sangrienta disputa por el territorio contra el cártel Jalisco Nueva Generación, el más peligroso en la actualidad de acuerdo con el Estado mexicano.

Entre enero y julio, en Sinaloa ocurrieron 976 homicidios, según cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que no detalla cuántos se deben a acciones del crimen organizado, y aunque se registraron unos 220 casos menos que en igual período en 2017, México vive uno de sus años más violentos desde que comenzaron los registros hace dos décadas.

A pesar de todo, la atención mediática se da por descontada para quien es considerado uno de los grandes jugadores de todos los tiempos. Las expectativas sobre la llegada de Maradona fueron máximas en Culiacán, donde más de 120 reporteros nacionales e internacionales se dieron cita para ver su primera rueda de prensa y entrenamiento con Dorados.

La afición, en principio escéptica pero engatusada por el carisma y la presencia del argentino, también mostró su mejor faceta: al menos unas 500 personas asistieron al entrenamiento abierto al público y se le entregaron a Maradona. El Diez no dudó en mostrar reciprocidad. Primero, bailó al ritmo de la hinchada. Después, se acercó a firmar camisetas de los aficionados más jóvenes, que a pesar de que no lo vieron en su momento más glorioso eran los más entusiasmados y no dejaban de pedirle un saludo desde la media cancha.

El inicio, por ahora, es el ideal. Ahora sólo queda esperar el desempeño del Dorados de Maradona en el torneo de segunda división mexicana en una ciudad permanentemente bajo la sombra del béisbol y del narcotráfico.