El contexto de emergencia cultural quedó evidenciado en una pantalla grande que mostraba fotografías de conflictos en la ciudad. También en los testimonios de múltiples voces del sector: la danza, el teatro comunitario, el arte callejero. Pero el clima tenía un halo de festejo. Anoche se presentó el libro Cultura independiente. Cartografía de un sector movilizado en Buenos Aires, editado por RGC y el Observatorio de Culturas Políticas y Políticas Culturales (OCPPC) del Centro Cultural de la Cooperación, con la participación de Casa Sofía. El nuevo material releva, compila y sistematiza estrategias de intervención, acción y organización colectiva puesta en práctica por organizaciones, artistas y gestores en territorio porteño en los últimos años. Sus hacedores aludieron a él como una “herramienta” para comprender las dimensiones de la batalla cultural contemporánea, cuando hay claramente dos modelos en pugna.

En el hall del subsuelo del CCC, empapelado con las fotos de Pablo Piovano en torno a los agrotóxicos y su costo humano, más de cien personas esperaban que comenzara la ceremonia compartiendo un tinto y una performance de Terreno Tercero. La noche cerraría en la sala Solidaridad también con arte en acción, con Malena Dalessio y las Brilli Bardo. Luis el “Chino” Sanjurjo, director del OCPPC, fue quien dio comienzo a la jornada. “Vamos a empeñarnos, a seguir haciendo crecer esta gran trinchera de la resistencia creativa, la batalla cultural”, dijo, e instó a no solamente discutir con el modelo macrista sino también a “pensar un proyecto de país y de mundo”. Elogió las formas de resistencia “creativas, empecinadas, obcecadas” que retrata la publicación.

“Es un libro necesario que pone en juego a los actores del mapa de la cultura independiente de la ciudad, con sus intereses, disputas y desafíos. Sirve como herramienta para el sector, para organizarse, potenciarse y pensarse hacia adelante”, definió el editor Nicolás Sticotti. Según él, el lanzamiento de una publicación como ésta es de por sí “motivo de festejo” en el marco de la crisis editorial. A su turno, el poeta y director artístico del centro cultural de Corrientes al 1500, Juano Villafañe, remarcó que “existe una emergencia en la disputa por la dirección de la cultura”. “Este libro marca un antes y un después en las lógicas de abordaje de las problemáticas, frente a un modelo neoliberal que intenta arrasar con todo”, indicó.

El título, el segundo de la colección Tramas Urbanas, posee más de 20 autores, todos gestores y artistas involucrados con los movimientos retratados.  Las compiladoras son Julieta Hantouch y Romina Sánchez Salinas. “Diez años de políticas culturales casi inexistentes hoy nos plantean desafíos nuevos. Tenemos un sector fortalecido, unido; a la vez retraído porque estamos tratando de sobrevivir. Aun así seguimos disputando derechos. El acceso a la cultura tiene que ser un derecho y no un beneficio para algunos”, planteó Hantouch, del espacio cultural Casa Sofía. “Es una herramienta para seguir avanzando y que puede ser fuente de inspiración”, concluyó Sánchez Salinas, del Observatorio. En varios momentos se sugirió la idea de extender los alcances de la investigación a otras ciudades del país.

Luego pareció que el libro se hizo cuerpo en el escenario. Sus protagonistas, los entrevistados, fueron tomando el micrófono para aportar una pincelada actual de sus ámbitos. Con carteles que expresaban la “emergencia cultural”, trabajadores del ex Ministerio de Cultura, devenido secretaría, anunciaron el abrazo simbólico que realizarán este mediodía al edificio de la calle Alvear, y denunciaron el cierre de programas, el desfinanciamiento y la paralización de actividades en las provincias, entre otras cosas. También se acercaron trabajadores del Ministerio de Cultura porteño.

La cultura pensada oficialmente como mercancía, la pérdida de derechos y, ante eso, la urgencia de la lucha colectiva. En estos puntos coincidieron los discursos del resto de los oradores, referentes de todos los sectores que aparecen en la flamante cartografía. Uno de los más golpeados es el de los centros culturales. Natividad Martone, de Espacios Escénicos Autónomos (Escena), afirmó: “Estamos siendo perseguidos, cerrados. Las salas cierran porque es imposible. Más del 50 por ciento son alquiladas y los subsidios son cada vez menores. Muchas salas, en proyección, no llegan a octubre”. Los artistas callejeros no están mejor. El proyecto de reforma del Código Contravencional los tiene en vilo. El Frente de Artistas Ambulantes Organizado (FAAO) está trabajando en conjunto con los tan necesarios Abogados Culturales. “La reforma agrava penas, agrega denuncias anónimas, modifica el artículo sobre ruidos molestos y otorga mayores facultades a la Policía para llevar arrestado a alguien sin advertencia previa”, enumeró la abogada Didi Vera.

La precarización en el ámbito de la danza y el surgimiento del sindicato para la disciplina; la batalla ganada del teatro comunitario para acceder a un fomento y la insuficiencia de los subsidios actuales; clausuras y fomento a las milongas; comunicación y medioactivismo; feminismo en espacios culturales fueron otros tópicos del encuentro, algunos de los cuales también atraviesan el libro. El acto contó con la presencia y el testimonio de Juan Ignacio Vázquez, de la Unión de Músicos Independientes; Nico Daniluk, de la Cámara de Clubes de Música en Vivo; Edith Scher, del teatro comunitario; la bailarina Liza Rule Larrea; Flor Mazzone, del centro cultural Landran Sancho y el colectivo Fieras; Omar Viola, de la Asociación de Organizadores de Milongas; Alejandro Britos, de FAAO; y Lucía Ríos, de Matria.