Director de teatro, docente y gestor cultural, Alberto Cattan también es autor de textos que por regla comienza a desarrollar a partir de algún tema relacionado con la actuación. Como la recientemente estrenada Tita y Nené - bombones para un entierro, obra que con las actuaciones de Graciela Baduan, Paula Rubinsztein y Marcelo Bello fue tomando cuerpo al tiempo que el autor complejizaba un ejercicio teatral s obre los pares de opuestos complementarios. Así fue como adquirieron identidad las dos hermanas que, al inicio de la pieza, llegan del entierro de la madre al caserón familiar, en gran medida para definir qué será de ellas el resto de sus vidas. La acción comienza en 1955, poco antes de los bombardeos a Plaza de Mayo, que precedieron al golpe militar que derrocó a Perón. En medio de un clima de desconcierto, la obra va tejiendo su intriga desde los constantes desacuerdos entre Tita, una peronista incorregible y Nené, la refinada aspirante a un ambiente cultural distinto al que circula en el barrio. Próximo a las hermanas, un húngaro les alquila la piecita del fondo y aporta la visión del inmigrante que conoce el hambre y la guerra.

“Me conmueve la gente mayor que fue testigo de tradiciones culturales de un pasado que desapareció”, afirma el autor y director en conversación con PáginaI12, junto a las actrices, en referencia a las conversaciones que mantuvo con personas que vivieron plenamente esa época, al tiempo que escribía la obra. Y si bien el texto ya estaba terminado cuando comenzaron los ensayos, entre todos fueron recordando las historias de tías, madres y padres, las cuales sumaron a la recreación del clima político que se vivía por entonces, una gran cantidad de detalles de la vida cotidiana, “datos casi antropológicos”, como define Cattan. Como los coches fúnebres a caballo, la venta callejera de hielo y verdura, el sol de noche para hacerle frente a los constantes cortes de luz y las casas con inquilino que, con el tiempo, se convertían en parte de la familia. En este sentido, según señala Rubinsztein, la presencia del personaje del húngaro, con su media lengua y sus irrupciones gestuales, “marca en el devenir de la acción un descanso en la escalera ascendente de las discusiones entre las hermanas”.

Cattan subraya que, aunque la obra está anclada en la realidad social y política del primer peronismo, no toma partido por ninguna de las dos visiones de la realidad que enfrenta a las hermanas. El director está convencido de que, en cierta manera, “cada personaje tiene razón en lo que dice y lo que cada una sostiene puede ser defendido genuinamente”. Tita, que atesora en su haber una de las míticas máquinas de coser que repartió la Fundación Eva Perón, “piensa la vida en términos de lo concreto e inmediato”, subraya Rubinsztein sobre su personaje, el cual se hace cargo del costado esperpéntico de la dupla. Para Baduan, por el contrario, “el personaje de Nené representa a la clase media argentina que, cuando accede a alguno de los beneficios que les brinda un gobierno populista, enseguida siente que pertenece a un nivel más alto”. Cattan sostiene que “la obra intenta poner un espejo frente a los espectadores para que reflexionen sobre sí mismos y sobre las tensiones no resueltas en la sociedad”.

Autor de esta obra que cuenta con “una introducción, un nudo y un desenlace”, tal como bromea Cattan acerca de la estructura clásica de su pieza, el autor también destaca que en la construcción de los personajes se sorprendió a sí mismo por el acercamiento que pudo realizar sobre el universo de lo femenino, especialmente en la expresión de sus proyecciones y deseos. “Los sueños de Nené tienen la tiranía de lo simbólico”, ejemplifica. “Ella no puede vivir al mismo nivel de intensidad de una creación cultural tan fuerte como es el símbolo”. Por su parte, Baduan también cree que el paisaje de lo femenino que traza la obra se completa con el recorrido por “un submundo de secretos de los cuales no se habla, donde cuestiones como la infidelidad o los abortos hechos con agujas de tejer, sacan a la mujer del molde idealizado de la época exponiéndola como portadora de oscuridades y secretos”. 

* Tita y Nené - bombones para un entierro sube a escena los domingos a las 20.30 en No Avestruz (Humboldt 1857).