El gobierno de Mauricio Macri levanta el tema de la corrupción como una continuación del de la “pesada herencia”. Pero deja en claro que hay corrupciones y corrupciones, y una que es no sólo es tolerada sino alentada es la que hace posible los negocios de especulación inmobiliaria. La aceptación de este lado de los negocios está tan naturalizado que los “clientes” reciben instrucciones con audios de Whatsapp, donde se explica cuándo y cuánto hay que pagar. El descaro es tal, que hasta se detalla por qué los que quieren seguir construyendo torres se pueden quedar tranquilo, porque el nuevo código urbano deja suculentas avenidas como “reservas” para ese tipo de edificio.

El caso que descubrió este diario hace a un terreno enorme en Barracas, que ya de nacimiento es un truco contable para poder construir más. Un lado del terreno está ocupado por un galpón histórico de Alpargatas, en Hornos 1268, una estructura protegida. Por atrás hay otro terreno que sale a Montes de Oca 1123, pero ambos lotes ya fueron “unificados” como una parcela, una treta que permite construir más pisos porque siempre se da más altura en un terreno grande que en dos más chicos.

El terreno ya tiene un proyecto diseñado por una inmobiliaria porteña. La firma se dedica más que nada a crear negocios, a reunir inversores y facilitar trámites, con lo que su página web casi no tiene ofertas concretas de ventas o alquileres, pero sí muchas maneras de hacer contacto con sus representantes. En este caso, la idea es construir dos torres de 18 pisos, con un frente jardín sobre Montes de Oca y la fachada de la fábrica catalogada sobre Hornos. El proyecto incluye cocheras y amenities diversas.

El conjunto sería un enorme palomar, ya que cada piso tendría ocho departamentitos por piso. Como la torre sobre Hornos tendría 508 metros cuadrados y la de Montes de Oca 608, se está hablando de unidades de algo más de cuarenta metros cuadrados. Aún así se está hablando de más de 22.000 metros cuadrados en un terreno de 3534, y de 288 departamentos en total. Todos estos números no incluyen los metros dedicados a cocheras subterráneas, que generosamente el gobierno porteño nunca cuenta como construidos.

Un interesado en el proyecto recibió una muy concreta oferta para que saliera, pese a la inminente votación del nuevo código urbano –realizada hace diez días en primera lectura– y que el lote está en Barracas, barrio muy cuidado por vecinos que lograron amparos históricos. Pero el inmobiliario le deja un audio en WhatsApp al potencial cliente que es más que claro: “Esta gente del gobierno de la Ciudad estuvo viendo el proyecto, el lugar y todo, y ellos dicen que lo sacan. Cobran treinta mil dólares ahora cuando se inician y la mitad cuando sale el permiso de construcción o el plano aprobado, no sé cómo se dice, vos sabés más de eso que yo. Bueno, fijate, si hay alguno que esté de acuerdo...”  Más tarde detalla que “habría que contestarles a más tardar el viernes, por está todo muy cambiante, pero es un hecho que lo pueden hacer”.

Pero poco después, el inmobiliario corrige la propuesta y avisa que el proyecto “puede salir sin poner nada” y reenvía dos audios de funcionarios porteños explicando las buenas nuevas. En el primero habla una mujer, que explica que no hay que preocuparse por la ley que prohíbe las torres en la ciudad porque se incluyen “corredores” donde van a seguir permitidas. Uno es el Tiro Federal, otro Puerto Madero y “también está puesto Montes de Oca y Martín García, tengo entendido, con lo que esas dos avenidas van a quedar liberadas”. La razón de esta generosidad hacia la industria es “que haya crecimiento en el barrio”, pero la ley de paso sirve “para que no afecten las ONG”. La mujer, en su largo mensaje, muestra conocimiento de la parcela porque explica que “la gente que vende esta parcela viene de otras en las que sí afectaron las ONG pero en esta no afectarían” por la prebenda del corredor de torres. “Así que eso que me comentaron de los treinta mil... no correría en este caso, no correría... y las ONG que... hinchan, concretamente una que creo que se llama Los Amigos de Barras (se refiere, seguramente, a Proteger Barracas), no tendrían injerencia... lo hablé con un par de personas y todos me dijeron lo mismo”. 

El segundo audio es de un hombre, que le explica a “Mariana” que hacer torres cuenta con el apoyo completo de las entidades profesionales (ver aparte) y le repite que Montes de Oca y Martín García quedan como corredores para torres. La conclusión es que “Mariana” se lo envía al inmobiliario –y este al potencial cliente– para reforzar la tranquilidad general.

El mensaje no funcionó y el cliente está esperando que aclare, tan preocupado por los mensajes contradictorios como por un detalle muy profesional, que treinta mil dólares parece ser muy poco para habilitar una obra de semejante escala. O no hace falta pagar nada, como decían los mensajes, y le cobran como un chantaje para no cajonear el expediente, o sí hace falta y los treinta mil son apenas el primer escalón de una cadena de pagos.