España vendió a Arabia Saudita 400 bombas de precisión láser la semana pasada, una operación que reabrió el debate sobre las exportaciones de armamento al país árabe y su posible uso en ataques contra población civil en Yemen. A principios de septiembre, el gobierno del socialista Pedro Sánchez sugirió que revisaría el contrato de venta de armas firmado con Riad en 2015 por parte del anterior Ejecutivo, encabezado por el conservador Mariano Rajoy. La posible revisión no gustó a las autoridades sauditas, a tal punto que amenazaron con romper un contrato millonario para construir cinco corbetas en el sur de España. Los trabajadores de los astilleros de Cádiz alzaron la voz y alertaron que una rescisión de ese contrato podría suponer la pérdida de miles de puestos de trabajo. Finalmente, el pasado miércoles España materializó la venta de las 400 bombas por 9,2 millones de euros. “El gobierno sabe que lo que está vendiendo son láser de alta precisión y, si son de alta precisión no se van a equivocar matando yemeníes”, justificó su portavoz, Isabel Celaá. Sin embargo, Celaá no pudo garantizar que la armas no se vayan a usar con ese fin. Tampoco Sánchez confirmó ayer esas garantías. “La responsabilidad que tiene este gobierno llega hasta nuestras fronteras. Lo que puedan hacer terceros países no es responsabilidad de este gobierno”, señaló. Desde hace más de tres años, el reino saudita comanda la alianza que apoya al gobierno yemení en la lucha contra los insurgentes hutíes.