Desde San Juan

Por primera vez en 96 años desde su debut oficial en la mítica Copa Davis, en aquella derrota 1-4 ante Suiza como visitante en 1923, Argentina afrontará una situación inédita desde 2019 con el nuevo formato que impulsaron la Federación Internacional de Tenis y el Grupo Kosmos, la empresa de representación del futbolista Gerard Piqué. El partido que ganó 7-5, 6-2 el marplatense Horacio Zeballos ante el juvenil Nicolás Mejía, para decorar el 4-0 de Argentina ante Colombia en el estadio Aldo Cantoni de San Juan, terminó de cerrar un círculo que dejará atrás un cúmulo de desenlaces épicos en cinco sets y le abrirá las puertas a un mundo nuevo.

En el debut de Gastón Gaudio, Guillermo Coria y Guillermo Cañas como capitanes tras la salida de Daniel Orsanic, y con la certeza de tener un lugar asegurado en el Grupo Mundial del año que viene, el campeón mundial de 2016 se ganó el privilegio de ser preclasificado en la primera ronda de febrero, y evitar a un equipo presuntamente poderoso. Esa fase inicial entregará 12 cupos para la reestructurada final de fin de temporada, la instancia que reunirá a 18 países durante una semana y en una sede única en busca de la Ensaladera de Plata. Los cupos restantes serán completados con los cuatro semifinalistas de la edición anterior –en 2019 estarán Francia, España, Estados Unidos y Croacia– y dos invitados especiales. 

En ese contexto, la nueva dirigencia de la Asociación Argentina de Tenis, con Agustín Calleri a la cabeza, analiza solicitar uno de esos wild cards para sortear la primera fase –que tendrá la configuración original de local y visitante– y disputar de forma directa la final de la Copa Davis. El pedido formal debe realizarse antes del sorteo de los cruces del próximo 26 de septiembre, en el que se conocerán también esas dos invitaciones de la organización. “Nosotros todavía no hicimos ninguna solicitud porque estábamos esperando terminar preclasificados para el año que viene. Vamos a evaluar si es conveniente o no pedirlo”, expresó José Acasuso, vocal titular e integrante del Comité de Copa Davis de la AAT, en diálogo con Líbero.

“El cambio de formato es muy reciente y todavía queda mucho para hacer un análisis sobre el año que viene, pero está claro que todos trataremos de estar para jugar por el país”, destacó Diego Schwartzman, número 14 del mundo y líder del equipo que logró la victoria frente a Colombia en la Ciudad del Sol.

El bahiense Guido Pella, el hombre de asistencia perfecta en la Davis desde su debut ante Polonia y el único sobreviviente del equipo que se consagró en Zagreb, resaltó el clima y la buena predisposición de todos los integrantes del equipo en el inicio de esta nueva etapa: “La pasamos increíble. Los capitanes fueron jugadores, nosotros lo somos, y todos entendemos cuáles son las reglas para tener una buena convivencia. Hubo armonía y ojalá que la podamos mantener en el futuro”.

Ya finalizada la serie, comenzaron a resurgir las especulaciones sobre la continuidad de los capitanes, quienes eligieron la cautela y sostuvieron en más de una oportunidad que su elección al frente de la Selección Nacional fue una mera medida de emergencia. Gaudio, uno de los nombres que suenan para 2019, cumplió un sueño al ocupar la silla como capitán y remarcó su postura al respecto: “La designación fue muy repentina; un mes antes de esta serie no había capitán y nosotros salimos a bancar la situación. No tengo idea de qué pasará el año que viene. También habría que preguntarles a los jugadores. Estuvo buena esta experiencia para saber si a futuro se puede seguir”.

La nueva Davis de Piqué, que enterrará para siempre a la vieja Copa que acumuló nada menos que 118 años de gloriosa historia, surgirá para intentar recuperar el interés que perdió en los últimos años por parte de los mejores tenistas del mundo, lo que generó una merma en su repercusión pública y, sobre todo, en la situación económica de la ITF. El dinero configuró un factor fundamental para consumar aquel profundo giro en busca del renacimiento. Las federaciones internacionales votaron a favor del cambio en la asamblea de agosto con los números claros: los tenistas del equipo campeón percibirán 2,5 millones de dólares, y la entidad recibirá más de un millón y medio.

“Sueño con estar en esa final; veremos cómo llegamos para ese momento y qué decisión toma el capitán, pero sería una experiencia hermosa. El tenis necesitaba este cambio, era muy desgastante jugar tres o cuatro etapas por año, al mejor de cinco sets, singles y dobles. Era muy cansador y se notaba porque los top ten ya no jugaban”, detalló Zeballos después de su regreso a la Davis tras cuatro años, en una entrevista exclusiva con este medio.

Argentina tiene un futuro promisorio por delante. Jugará en febrero, como local o visitante, y con la condición de cabeza de serie; o lo hará de forma directa en la gran final que tendrá su primera edición del 18 al 24 de noviembre en Madrid o Lille. Lo cierto es que la antigua Davis, aquella legendaria competición que entregó capítulos heroicos durante más de un siglo, ya sólo vivirá en el inconsciente colectivo del deporte. El futuro llegó para sostener el nombre y reemplazar su esencia con un certamen totalmente revolucionario.