El combate a la corrupción está a la deriva en Perú mientras el fiscal general, Pedro Gonzalo Chávarry, se niega a renunciar. Al fiscal lo salpicó un escándalo de venta de sentencias y tráfico de influencias en el Poder Judicial. Por ello, un amplio movimiento social y político exige su dimisión desde hace semanas, pero la pertinaz resistencia de Chávarry a dejar su cargo desató una pugna interna dentro de la propia fiscalía y polarizó al país. “La pelea en la fiscalía se corresponde con la pelea que hay en política: el partido de Keiko Fujimori lo apoya y los antifujimoristas, incluso el gobierno, lo rechazan”, dice el analista político Fernando Rospigliosi.