Donald Trump no es muy fan de las Naciones Unidas, que a partir del 25 de septiembre celebran su Asamblea General en Nueva York. Recientemente se refirió a la ONU como “un club en el que la gente se reúne, habla y pasa un buen rato” y cree que sus gastos están “totalmente fuera de control”. 

El martes arrancan los discursos de los jefes de Estado y de gobierno. Como es tradición, el primero en hablar será el presidente de Brasil, en esta ocasión Michel Temer, que dejará el puesto tras las elecciones del 7 de octubre. Inmediatamente después intervendrá Trump y ese mismo día también subirán al estrado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el iraní Hassan Rohani y la primera ministra británica Theresa May. Entre los líderes latinoamericanos estará el martes el argentino Mauricio Macri, que llega con su país sumido en una crisis económica e intentará aprovechar la ocasión para tejer nuevas redes de contención e intentar mantener una reunión con Trump. También hablará ese día el mexicano Enrique Peña Nieto. 

Entre las caras nuevas estarán el miércoles el colombiano Iván Duque y el jueves el español Pedro Sánchez, quien llegó al gobierno en junio tras una moción de censura. También se espera que se estrene ante la Asamblea General el nuevo presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, aunque su presencia no está oficialmente confirmada.

No se sabe si viajará a Nueva York el presidente venezolano, Nicolás Maduro, cuyo país está en el foco de la atención internacional por la crisis política y económica y el imparable éxodo de venezolanos hacia otros países. En cuanto a Nicaragua, su presidente, Daniel Ortega, expresó su intención de asistir al cónclave de la ONU, aunque su presencia no ha sido confirmada. Pero Trump será seguramente el principal protagonista de la cita. El lunes 24 convocó a una cumbre sobre la lucha global contra las drogas y el miércoles presidirá una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. 

Pero todas las vistas estarán puestas en el discurso de Trump, aunque este año ya no sea el primero. “La pesadilla de todos es que se comporte como en la OTAN, acuse a otros países de no aportar suficiente dinero a la ONU y amenace con reducir su contribución”, apunta Gowan. Estados Unidos sigue siendo el mayor contribuyente de la ONU. El año pasado, Trump exigió reformas y recortes que en parte se pusieron en marcha o al menos están planificados. Gowan cree que el secretario general de la ONU, António Guterres, y la embajadora estadounidense ante el organismo, Nikki Haley, han conseguido convencer a Trump sobre ese tema. “No creo que Trump conozca los detalles sobre esas reformas, pero puede presentarlo como una victoria”, señala. 

Pero Estados Unidos no sólo se ha posicionado contra la mayoría de los miembros de la ONU en la cuestión de los costos, sino también en otros muchos temas, como el pacto nuclear con Irán o acuerdo climático, en los que ha generado un bloqueo. Estados Unidos está perdiendo su “poder blando”, dijo recientemente Guterres en una entrevista con la revista The Atlantic.