La moda se mueve entre la uniformización y la particularización, logra al mismo tiempo unir y diferenciar. Creo que es en este sentido que el pañuelo verde se puso de moda: funciona como un código vestimentario que sirve para identificar y conectar a quienes nos sentimos parte de un mismo reclamo colectivo y, al mismo tiempo, nos diferencia de quienes defienden otras consignas. Pero es interesante que, aunque el pañuelo verde exprese valores e intereses compartidos, cada una de las personas que lo utiliza lo singulariza de acuerdo con sus preferencias personales, que se expresan en inscripciones o intervenciones sobre la prenda, la forma en que se ata o en qué parte del cuerpo se lleva. 

En pañuelo nos permite leer y ubicar al cuerpo-vestido en un espacio ideológico que no es solo simbólico, es también el espacio de la calle. En el caso del pañuelo verde, su uso en el espacio público durante 2018 muestra un ciclo que comienza con el pañuelazo de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito para mezclarse después con el violeta del movimiento feminista y el rosa Ni una menos. Luego, se masifica el verde en los días del tratamiento de la ley IVE y llega a su punto de mayor visibilidad durante las vigilias y movilizaciones en el Congreso. Tras el rechazo del proyecto en el Senado, disminuye su presencia en el espacio público, pero sigue siendo aún muy visible en las muñecas, las mochilas y las carteras de las mujeres, sobre todo las más jóvenes.

Esta persistencia del pañuelo verde nos habla de la potencia de un reclamo colectivo que, lejos de desarticularse con la no aprobación de la ley, se reconfigura en vistas de nuevas estrategias de acción. Me parece muy significativo el verde en este sentido: desde los años 60 es un color que representa lo que se mueve, lo que muta, lo que se transforma. Y en las sociedades actuales urbanas, el verde además simboliza la juventud, la libertad y la salud. A nivel simbólico creo que el efecto de su uso es muy potente: nos recuerda a diario que las mujeres fuimos privadas de un derecho fundamental y que la lucha por conquistar ese y otros  derechos continua, se potencia y se diversifica. 

En nuestro país es emblemático el uso de pañuelos en las luchas protagonizadas por mujeres. Desde los años de la última dictadura las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo convirtieron el pañuelo blanco en un ícono de la lucha por los Derechos Humanos. En Córdoba el grupo Bordados por la paz se junta en las plazas a bordar, sobre pañuelos blancos, denuncias sobre los nietos apropiados. El pañuelo verde se inscribe en esa genealogía rebelde del uso de la prenda, que nos remite toda una serie de batallas que se dieron, y se dan, por y a través del cuerpo de las mujeres.

* Socióloga UBA e investigadora del Conicet.