De a poco va asomando la silueta del escenario electoral que, en el caso de la provincia de Santa Fe, está a la vuelta de la esquina. Esta semana aparecieron nuevas candidaturas y hasta la intendenta Mónica Fein disfruta de un momento de reivindicación de su gestión al frente del Palacio de los Leones. Tal es la situación en la que pone las cosas un gobierno como el nacional que se encuentra al límite de la tolerancia social. Y ese contexto, claro está, empieza a tapar con tierra las posibilidades reales de Rodrigo López Molina como intendente de Rosario. Al concejal del PRO lograron sacarlo de su lugar de confort y en menos de quince días quedó envuelto en escándalos, griteríos y empujones en el recinto del Concejo. Como ya se dijo, el principal problema del presidente Mauricio Macri y los dirigentes de Cambiemos en general y del PRO en particular es que los descubrieron.

Los descubrieron porque ya no están recubiertos por la pátina de lo nuevo y porque puestos contra las cuerdas van perdiendo la paciencia y la pose pacifista y dialoguista que tanto se encargaron de cultivar. “Es la economía, estúpido”: la famosa frase del presidente Bill Clinton tiene ya unos cuantos años pero sigue siendo muy difícil de superar.

Esta semana se clausuraron varias de las múltiples mesas de trabajo que había montado el oficialismo nacional para atender distintos problemas productivos. Los tamberos y los criadores de cerdos están hartos de tomar café sin tener un solo resultado concreto. El ministro Dante Sica fue puesto al frente del ministerio de Producción para entretener a la tribuna, lo mismo que el diputado nacional José Núñez lo hizo en la provincia durante estos casi tres años. El cuento terminó y la paciencia también. Y eso pasa en todos los rubros.

Esta semana un empresario emblemático de esta región como Enrique Bertini se manifestó defraudado por el macrismo y lo dijo sin tapujos: “Ha sido todo un engaño, yo lo voté y me arrepiento”, disparó el empresario de la maquinaria agrícola que aseguró que pasa con sus obreros “horas limpiando y pintando en la fábrica porque no hay ventas, no generamos ingresos. Nos estamos comiendo los ahorros, este es el terrible panorama”, destacó en un conversatorio sobre economía y producción.

Una cosa es que en 2015 socialistas y peronistas le dijeran a los rosarinos que el PRO en caso de ser gobierno local recortaría los presupuestos de salud pública; y otra cosa es haberlo visto a nivel nacional y en hospitales históricos como el Posadas o el Garrahan de Buenos Aires. La gente se olvida del monstruo hasta que vuelve a verlo.

 

Andres Macera

 

Es en ese marco donde la alicaída figura de la intendenta Fein desgastada por los problemas de inseguridad y la extrema dependencia política de los gobiernos provinciales de su mismo partido; comenzó a repuntar en las encuestas. Y no uno o dos puntos, sino varios. Tan así que no son pocos los que empezaron a pensar en que repita candidatura aunque a esta altura ella misma esté pensando en una renovación. El socialismo no tiene un candidato propio recortado en las preferencias y por eso se abren las posibilidades. Miguel Cappiello es el único lanzado formalmente pero no convence a todos, ni siquiera a todos los propios. Allí a la espera está Pablo Javkin que depende mucho de cómo acomode su situación interna el PS que seguro armará una PASO atractiva con él. El tema es con quién.

El PRO Rosario siempre supo que esta situación iba a llegar y por eso construyó desde un principio un partido con arraigo local. Sabían que tenían que dejar atrás la figura del partido porteño con armados de ocasión para cada distrito y por eso profundizaron con muy buenos resultados el trabajo en el territorio donde hicieron retroceder tanto al socialismo como al peronismo. Y pensaron que también sería una manera de aislarse de los problemas derivados de las políticas públicas del gobierno nacional.

El otro tema es la propia interna del macrismo local que reapareció esta semana en un video muy difundido por redes sociales. Ahí se la ve muy sonriente a Anita Martínez a lado del socialista Enrique Estévez cuando decía que “Roy López Molina no está preparado para gobernar esta ciudad”. Esas heridas aún no sanaron. La concejala ha sufrido una especie de asilamiento tras perder la virulenta interna del 2017 contra López Molina que recibió –como siempre pasa- la adhesión inmediata de todos los “fieles” seguidores de la ex conductora televisiva.

Anita Martínez nunca se ha destacado en la función pero sigue siendo una figura electoral atractiva. A tal punto que muchos ahora la piensan como candidata a vice gobernadora de José Corral o encabezando una lista de candidatos a diputados provinciales. Así, batiría el récord de no cumplir nunca un mandato completo para el cargo que fue electa. De hecho, Martínez fue elegida concejala, a los dos años diputada nacional y a los dos años otra vez concejala.

Pero el 2019 se va a dirimir en el marco de la economía real, el factor más poderoso para la toma de decisiones. Otro viejo dicho da cuenta de eso: Cuando la economía va bien, la gente vota mal y viceversa. En Rosario el PRO tenía acomodado su discurso. Para el socialismo, la crisis de inseguridad y para el peronismo, los cuadernos y el costado refractario del kirchnerismo en el territorio. Las dos aristas pierden peso ante la aplastante realidad económica. Esta semana la medición del Indec que daba un descenso de la desocupación en el área metropolitana de Rosario, contrariamente a lo que marcaba a nivel nacional; sonó a mentira para la región. No importa si estaba ajustada a los datos concretos, la sensación es absolutamente opuesta a ese índice. A tal punto que las principales organizaciones gremiales creen que en la ciudad el paro del martes tendrá una contundencia para destacar en el contexto nacional.

En el peronismo apareció la figura del concejal Osvaldo Miatello como precandidato a intendente de Rosario. Sabe que la oferta del PJ debe contener un costado que pueda ser identificado como peronista federal para captar más votos, aunque en toda la provincia la idea de la unidad es la que ha preservado al partido que ahora figura en todas las consultas con el de mayor posibilidad de retornar a la Casa Gris.

Con todo, Rosario fue refractaria al peronismo desde la recuperación de la democracia mucho más allá del período kirchnerista. Por un motivo u otro esta ciudad siempre encontró alguna forma de expresión política para esquivar el voto a intendente de hombres y mujeres del PJ. Y lo hizo tanto por derecha como por izquierda con lo cual es muy fuerte la tendencia. Contra esa historia deberán pelear Roberto Sukerman y ahora Miatello más los que se anoten para la competencia del 2019.

La gente irá a votar enojada y desconcertada, obligada más que nunca. Un tanto descreída, pero irá y de ahí saldrán las soluciones y también los nuevos problemas. Ya se verá.