El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, dijo ayer que se oponía a un segundo referéndum sobre el Brexit, pero prometió que respetaría la opinión de la mayoría de su partido. La formación de centro izquierda se encuentra reunida en su congreso anual en la ciudad de Liverpool.

“No llamo a un segundo referéndum”, afirmó el jefe de la oposición en una entrevista con el diario Sunday Mirror. “La mejor manera de arreglar esta situación es convocar elecciones legislativas”, agregó el laborista.

Aunque no lo aprueba, Corbyn anunció que se organizaría una votación sobre un posible segundo referéndum antes del final del congreso, que se celebra hasta el miércoles, pero señaló que aún no se había decidido la pregunta que se someterá a los militantes.

Una encuesta de YouGov para el diario The Observer publicada ayer muestra que el 86 por ciento de los afiliados al partido son favorables a la organización de un referéndum sobre el resultado final de las negociaciones del Brexit, mientras que sólo un 8 por ciento se opone. Además, un 90 por ciento de los encuestados dijo que votaría hoy a favor de la permanencia de Londres en el bloque y más del 80 por ciento de los miembros del partido temen que el nivel de vida en Reino Unido descienda con la salida del país de la UE. 

Para expresar su posición, ayer se produjo una gran manifestación de simpatizantes laboristas en Liverpool a favor de una votación popular, coincidiendo con la apertura del congreso, para presionar al líder de los laboristas a precisar su posición. 

Varios diputados, la confederación sindical TUC y algunas figuras del partido como el alcalde de Londres, Sadiq Khan, empujan a la formación a respaldar la organización de un segundo referéndum. Sin embargo, Corbyn, exsindicalista de 69 años, evitó por su parte hasta ahora el sensible asunto. Ayer recordó en la BBC que el 40 por ciento de los electores del Partido Laborista votaron a favor del Brexit en el referéndum de junio de 2016. “Le preocupa mucho la reacción del electorado si el partido toma una posición más proeuropea”, explicó.

“El Brexit será el gran tema del congreso y uno muy complicado”, afirmó Steven Fielding, un profesor de historia política de la universidad de Nottingham. Aunque no será el único. El Partido Laborista también se debate en los últimos meses sobre su posición frente al antisemitismo. La crisis fue alimentada por la reticencia del partido a adoptar la definición completa e internacional del antisemitismo definida por la International Holocaust Remembrance Alliance (Alianza Internacional en Memoria del Holocausto), por temor a que esto le impidiese criticar la política de Israel. 

Corbyn reconoció en agosto que su formación tenía un problema real de antisemitismo en su seno y aseguró que su prioridad era restaurar la confianza de la comunidad judía. El partido finalmente adoptó la definición en su conjunto con la esperanza de poder pasar página. Sin embargo, Anand Menon, profesor de política europea del King’s College de Londres, dijo: “Si quieren que la conferencia sea un éxito, tendrán que abordar la cuestión del antisemitismo y no pretender que ya la han solucionado”.

Aunque esta crisis no parece haber afectado la popularidad del Partido Laborista, que sigue codo con codo con el Partido Conservador en los sondeos, esto ha llevado a algunos diputados laboristas a cuestionar a la dirección del partido, según analiza Menon. “Todavía hay mucho resentimiento, amargura, que no se disiparán fácilmente”, agrega el profesor Steven Fielding.

Más que nunca, Corbyn tiene la misión de reagrupar a sus tropas, especialmente teniendo en cuenta que el partido prepara un proyecto que puede molestar a una parte de los diputados laboristas: prevé que los diputados que se quieran representar a las elecciones se sometan a una aprobación previa de las bases. Los defensores del proyecto alaban su carácter democrático y esperan que lleve a una renovación generacional. Los detractores temen posibles purgas. “Existe el riesgo de que los diputados rechazados decidan formar su propio partido”, dice Fielding. “Esto podría impedir al laborismo ganar las próxima elecciones y a Jeremy Corbyn acceder al poder. Así que es una cuestión importante”, concluye el académico.