Resignificar un espacio de encierro a lo largo de más de una década, es lo que hace la organización feministas Yo No Fui. Arrancaron en el año 2002  con un primer taller de escritura. Después, se avanzó con los talleres de oficios y los de artes y es en el 2008 que puñado de docentes fotógrafas desembarcaron en el Penal 31 de Ezeiza. “En el taller Luz en la Piel, empezamos a trabajar con cámaras pocket y rollos vencidos que otras personas nos donaban. Condicionábamos la peluquería para revelar las fotos y así las chicas, también aprendían el poder revelar sus propias imágenes. Cuando ese espacio no se pudo utilizar más, cambiamos de técnica y empezamos hacer fotografía estenopeica”, cuenta una de sus docentes  Alejandra Marin.

Los laberintos para sostener un taller de fotografía en varios penales de la provincia de Buenos dictaba (Complejo penitenciario federal  4 de mujeres,  la Unidad penitenciaria N 47 de José Luis Suarez, Unidad penitenciaria  13 de La Pampa) fueron varios. En principio, el compromiso con aquellas mujeres que no tenían libertad, luego la voluntad de creer en que es posible dar libertad haciendo arte. Porque estar privada de la misma, supone una cadena de violencia,  que va desde no poder verse en un espejo, hasta parir esposada y es la fotografía, que en ese sentido, logra, por ejemplo, que ellas puedan verse en una imagen o que también, sirva como un medio de comunicación para que el resto de su familia pueda ver cómo son sus días en el encierro.

“Hace algunos años atrás logramos hacer muestras de fotos de fin de año. Cuando se podía, lo hacíamos dentro del penal y  sino afuera, para que también sus familiares puedan ver lo que ellas hacen. En algunas muestras,  las chicas podían salir a presenciarla, pero desde el 2014 la situación del taller fue cada vez más difícil de sostener” dice Alejandra Marín.

El 2014 fue un año crítico para las mujeres de la Unidad 31 del Centro Federal de detención de mujeres en  Ezeiza.  En mayo de ese mismo año, una noche cualquiera, sin aviso previo, a una gran cantidad de mujeres la trasladaron al Complejo 4 de máxima seguridad de Ezeiza, dejando lugar para aquellos presos de lesa humanidad que fueron trasladaos de la cárcel de Marcos Paz. La situación para las mujeres trasladadas,  fue caótica, en parte,  porque muchas de ellas  siguen siendo jefas de hogar y el trabajo que llevaban a cabo en el penal 31, no era posible hacerlo en el Complejo 4. Lo que sí fue posible, es que siguieran asistiendo al taller de fotografía, que por una cuestión presupuestaria,  se anexó al de poesía. La técnica volvió a  cambiar y empezaron hacer fotomontajes inspirados en los versos escritos por ellas mismas y viceversa. Pero fue en agosto del 2016 que el servicio penitenciario federal, notificó a sus docentes que no se podía hacer más fotografía en los penales donde YO NO FUI dictaba sus talleres.

Desde ese momento, las alumnas de fotografía no pudieron hacer más fotos, ni tampoco ver más imágenes fotográficas. Fue en ese quite de derecho, que sus docentes, le plantearon que escribieran poesías pensando en imágenes para que luego un grupo de fotógrafas en libertad pudieran llevarlas a cabo. Es desde este sentido que se pudo llevar a cabo, la muestra fotográfica “Imágenes guardadas”.  Son catorce poemas retratados por catorce fotógrafas, que cuentan más allá de las palabras el encuentro de emociones en situación de encierro.

Sobre la elección de las fotógrafas, Alejandra Marin cuenta que fueron referentes en las clases de fotografía, y que también sostuvieron su compromiso con el taller.

En esta muestra se ven Los versos de Ely Blanco retratados por la mirada de la fotógrafa,  Valeria Bellusci, la tristeza sobre la que Luciana Acebedo escribe llevada a cabo por Emiliana Miguelez, como así también la furia de Sara Pereche echa foto por Julieta Escardo.

 Estos son apenas algunos nombres de las protagonistas que integran este proyecto, que junto al compromiso de sus docentes, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro Cultural Matienzo) y  Artists at Risk Connection, intenta hacer visible que hace más de un año, aquellas mujeres que sostenían el derecho a poder hacer fotos en un penal penitenciario, ahora, tienen una bocana de respiro menos sin explicación alguna.

 

La exposición “Imágenes guardadas” está expuesta hasta el 9 de octubre en el centro Cultural Matienzo, Pringles 1249. 

Más info: facebook.com/yonofuiorg