En papel supimos que Juan Román Riquelme piensa que uno muestra quién es cuando tiene plata en el bolsillo. También lo vimos a Marcelo Gallardo decir que cualquier boludo se puede marear con un éxito Aquí nos cruzamos con la trágica historia de muerte del mejor amigo de Ricardo Centurión, abrazamos a Marcos Milinkovic mientras relataba lo terrible que es perder un hijo y escuchamos a Darío Benedetto contar lo que extraña a su mamá. Además, nos reímos con el Chino Maidana, nos ablandamos con Luciana Aymar, nos emocionamos con Braian Toledo, nos enorgullecimos con Paula Pareto, corrimos con Claudio Paul Caniggia, rockeamos con Daniel Osvaldo, aprendimos con Leo Ponzio, sufrimos con Fernando Gago, conceptualizamos con Pablo Aimar y con Jorge Valdano, entendimos a Lisandro López y hasta fuimos hasta el corazón mismo de Angelito Correa. A lo largo de 65 números, todas esas personas y otras tantas más nos ayudaron reescribir aquella frase que cerró el primer ejemplar de Enganche, en julio del 2017, y que es sin dudas el lema que impulsa todo: “Un lugar en el que el juego cuenta a la vida”.

En todo ese camino, también, nos fuimos encontrando a enormes compañeros y compañeras que hicieron que la idea inicial se convirtiera en una bitácora en la que muchas historias se contaban a sí mismas en los teclados de quienes querían (y vaya que es difícil hoy día) hacer un poco de periodismo. Así, Enganche dejó de ser sólo un suplemento y se convirtió en una manera de averiguar sobre otros mundos, sin más pretensiones que las de juntarse y relatarnos cosas que después relataríamos a un montón de gente, cada sábado aquí y en la semana en las redes sociales. Y todo eso, además, se hizo revista justo antes del Mundial de Rusia, con un montón de locos más que también quisieron estar y que nos acompañaron a la hazaña de cubrir una Copa del Mundo con nuestro estilo. Ninguno fue mejor que todos juntos.

Enganche, como el país, no escapa a las coyunturas ni a la locura preciosa que implica generar algo así en tan poco tiempo y de manera tan vertiginosa. Por eso, como se han modificado los enfoques, los nombres propios y hasta las maneras de contar, hoy hemos decidido emprender otra de esas diagonales. El imparable aumento del costo del papel nos obliga a repensarnos de cara al futuro y es por eso que en este ejemplar finaliza nuestro camino de cada sábado junto a Página/12. Ha sido un viaje increíble desde aquella primera charla de café en la que lo imaginamos y es por eso que agradecemos a todos los que nos acompañaron a ser una publicación líder en Argentina y también al diario por la generosidad del lugar que nos brindaron. Entre abrazos, mientras tanto, queremos contarles que Enganche ya se está preparando para traerles nuevas historias. Simplemente se trata de un hasta luego.