Con un breve cartel, breve como ella, una chiquita de no más de 5 años iniciaba la segunda marcha contra el hambre, especialmente en la niñez. El texto del cartel cargaba todo el peso de la demanda y excedía por lejos los límites físicos de su pequeñez: “Que nos escuchen” se leía y un corazón verde, debajo, daba el marco temporal de pura actualidad (el año pasado el corazón verde aún no era verde). La chiquita estaba en el medio de la marcha, perdida de la mano de su madre. Bastante más adelante, la cabecera de la marcha se alineaba detrás de la bandera de arrastre, una sábana blanca en la que se leía “El hambre es un crimen”, texto bordeado por una multitud desordenada y colorida de manitos. Ayer, a las dos de la tarde, el centro de La Plata fue testigo de la segunda marcha por la niñez y contra el hambre, movilizada por decenas de organizaciones.

La convocante fue la Asamblea de Organizaciones de Niñez El hambre es un crimen, conformada por más de cuarenta agrupaciones, mesas barriales, murgas, hogares convivenciales, comedores, movimientos sociales.

La marcha empezó a las dos de la tarde desde plaza Moreno, la plaza central platense, y se dirigió hacia plaza San Martín por la 53, es decir, cortando el eje que atraviesa la ciudad de La Plata.

Las cifras que levantaban los manifestantes cerraba un nudo en la garganta: “Mas de ocho millones de niños tienen algún tipo de carencia”; “48 por ciento de niños pobres”; y una gran sábana colgada de las rejas de la Gobernación, sobre la plaza San Martín, en la que se podía leer “Acá se cocina el hambre”.

La presencia, en la marcha, fue masivamente infantil. Muchas pibas y muchos pibes, con galeras murgueras, instrumentos musicales, tomados de las banderas, llevando y llevados por las banderas de sus voces. 

De los reclamos de la marcha, que son múltiples, el primero fue el hambre, paliar el hambre en la niñez. Pero también, se manifestaron contra el vaciamiento del Sistema de Promoción y Protección de Niños; por la creación de programas sobre niñas, niños y jóvenes en situación de calle y sus familias; asistencia, promoción y protección de los derechos de jóvenes en conflicto con la ley penal (o al revés, la ley penal en conflicto con los jóvenes, dado el vacío estatal, o su presencia represiva); la creación inmediata de una mesa de diálogo permanente con las áreas responsables de la promoción de derechos de la niñez; asistencia en situaciones de salud mental y consumo problemático; incorporación real de la voz de niñas, niños y jóvenes, y de las organizaciones que los asisten en los procesos jurídicos en el Fuero de Familia; y muy especialmente el control de organismos de promoción y protección de derechos por el tratamiento de los medios de comunicación sobre niños, niñas y adolescentes; entre cantidades de demandas. Además, los reclamos se dirigieron al sostén económico de las organizaciones que promueven gratuitamente la protección de la niñez. En principio, con el reconocimiento de la cantidad de niñas y niños que son protegidos y acompañados por las organizaciones.

“El hambre es un crimen y el gobierno no muestra ninguna intención de revertir eso. Por el contrario, su preocupación pasa por seguir endeudando a la Argentina –afirmó Maia Luna, de Barrios de Pie–. Se está condenando a los pibes a un presente de miseria y un futuro de incertidumbre.”

“Este proyecto de país que asumió prometiendo Pobreza Cero, no hizo más que profundizar las demandas y ampliar los sectores excluidos”, señaló más tarde la concejal de Unidad Ciudadana Victoria Tolosa Paz.

Ya en la plaza San Martín, banderas, murgas, danzas, música y griterío infantil cerraron el acto de reclamo por los derechos de la niñez.