Un título como La fórmula del alma pareciera esconder algún secreto alquímico, pero el asunto es más simple y cercano: la poesía como necesidad inevitable. Un cometido urgente que Giuseppe, el trío que integran Charly Sosa (guitarra y voz), Facundo Pirchio (bajo) y Federico Striglio (batería) llevan adelante con su nuevo disco, a presentarse esta noche, a las 21.30, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Sarmiento 1201).

La banda formada en 2012 ha dado un salto respecto del primer disco, Telúrico (2015), a partir de “una evolución un poco orgánica pero buscada del sonido, así como desde lo que queríamos transmitir”, comenta Charly Sosa, también compositor de las canciones. “El primer disco se hizo con mucho esfuerzo; no quiere decir que con éste no suceda lo mismo, pero hubo intervenciones de muchísimos músicos en cada uno de los instrumentos, lo cual logró una profesionalización más marcada en cuanto a guitarra, bajo, batería, voces. Siempre hubo un profesional ocupado en el audio, en los arreglos. Haber trabajado el máster en Abbey Road seguramente significa otro salto importante”, agrega el músico.

-- ¿Qué les provocó emocional y profesionalmente Abbey Road?

-- Desde lo emocional, no cabe ninguna duda de que se trata de la cuna de la música moderna, de lo que tiene que ver con el rock y después. En Inglaterra, Londres en particular, hay un avance en lo musical y en el audio que los hace estar a la vanguardia. Desde Los Beatles en adelante tenemos a la música inglesa como uno de los paradigmas de la música moderna. Evidentemente, estar en ese lugar ha sido muy fuerte; a veces, uno tiene que canalizarlo un poco o puede quedar trabado. Pero la idea es ir a trabajar, lo que no quiere decir que no lo hayamos disfrutado emocionalmente. Trabajamos con Sean Magee, el jefe de masterización, remasterizador de todos los discos de los Beatles. Es una persona abierta, con muchas ganas de trabajar, tanto con nosotros como con cualquier otro artista. Fue todo muy consensuado, siempre se trabajó a la par. Eso también hace que aprendas muchísimo al lado de una persona como él, mientras por otra parte estás buscando desde el lado de tu artística, tu lírica, tus acordes.

-- ¿Qué elegirías destacar de Sean Magee?

-- Más allá del aprendizaje musical, creo que hubo un aprendizaje desde lo humano. Cuando le planteábamos la duda sobre si ciertas cosas estaban bien o mal, nos dijo: “chicos, todo lo que tenga que ver con su vida artística no está ni bien ni mal, simplemente hay diferentes tipos de opinión”. Cuando uno entiende que hay diferentes gustos, uno puede trabajar más tranquilo. Primero le tiene que gustar a uno mismo, y con esa convicción mostrárselo al mundo. Es lo más importante que me quedó de él, y tiene que ver con lo humano antes que con lo musical.

-- ¿Qué te propusiste con este disco de manera distintiva?

-- En Telúrico había canciones que ya tenían algunos años, pero con éste hay toda música nueva, compuesta desde hace dos años atrás. Evidentemente, hay cosas que son actualizadas en mi forma de decir o en la forma desde la cual quiero decirlas. Hay una consigna un poquito más social y política, también en las líricas, pero sin perder nunca la poesía o el lirismo. Obviamente, el sonido se endureció un poquito y fue concebido casi en vivo. El bajo y la batería grabaron juntos, y yo grabé muchas cosas casi en primeras tomas con la guitarra. Se endurecieron un poco las bases porque no hubo intervenciones de otros músicos, como sí las había en Telúrico, pero también es una búsqueda de lo que queríamos hacer, y creo que eso es lo más fundamental, porque te da para profundizar en los instrumentos y dar lo mejor de sí en todo momento.

-- Ese “endurecimiento” se me ocurre relacionarlo con la misma urgencia por tocar y decir sobre lo que sucede socialmente.

-- La situación social ha cambiado mucho en dos años. En ese entonces escribí cosas como “hambre y codicia sobra en esta tierra, hermano”, y creo que hoy día estamos profundizando eso, ¿no? Hay una urgencia por abordar algunas cuestiones y posturas pero sin perder la forma linda de decirlo, porque no hace falta gritar ni tener expresiones que no sean adecuadas, se puede tener una postura firme simplemente a través de una canción.

-- Postura que aparece inscripta en el título del disco.

-- El alma nos sobrevuela a los tres mientras tocamos, y es lo que tiene que ver con esas ganas de hacer música, de apostar por algo que nos hace realmente felices, con la mejor producción posible que pueda llegar a estar a nuestro alcance, y con todas las vicisitudes que pueda llegar a tener una sociedad un poco incoherente, a veces pasada de mambo. Apostamos a la belleza, a la poesía, al arte, nuestra alma está puesta ahí. Se trata de una celebración, también.

La presentación de La fórmula del alma será acompañada de “muchísima música de Telúrico, y los invitados que participaron en los dos discos estarán invitados. Por momentos la banda va a ser un trío, cuarteto, quinteto, sexteto, con guitarras acústicas, teclados, y otras guitarras eléctricas. Va a ser un show bastante dinámico, las formaciones van a ir mutando a través de las canciones”, concluye Sosa.