Veintiséis años de trayectoria artística. Numerosas temporadas colmando teatros con el papel protagónico de Drácula, la puesta que significó el desembarco del teatro musical en Buenos Aires. Premiado, aplaudido y reconocido como uno de los principales exponentes del género. Juan Rodó podría haberse dado por satisfecho con todo ese recorrido –que para cualquier artista significaría un techo para sus expectativas–, pero lejos de eso, convirtió su éxito en una base sólida para seguir escalando aún más alto.

Es que conformarse con los laureles conseguidos no es para Rodó, quien vuelve a las tablas para protagonizar Jekyll & Hyde, pieza que se exhibe por primera vez en la Argentina, con dirección general de Sergio Lombardo y dirección musical de Damián Mahler. Inspirada en la novela El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert Louis Stevenson, la obra transcurre en Inglaterra, en la época victoriana, a fines del siglo XIX, y revela la historia de Henry Jekyll, un científico que asegura haber encontrado una fórmula química para dividir el bien del mal, obsesionado con la idea de eliminar a éste último para alcanzar una sociedad plena de virtudes. Pero algo sale mal, porque su proyecto de experimentar en pacientes de un hospital psiquiátrico es rechazado por sus colegas y el doctor se ve obligado a transformarse él mismo en el objeto de su estudio. Así, Jekyll inyecta en su cuerpo la fórmula que desata su lado maligno y oscuro y que lo transforma en Edward Hyde.

A la cabeza de un elenco de catorce artistas, el actor, músico y barítono asume el desafío doble de interpretar a ambos personajes, con una implicación vocal y actoral que confirman su condición de referente del musical, y lo hace acompañado por las imponentes actuaciones de Raúl Lavié –cuya presencia define como un “regalo adicional”–, Melania Lenoir y Eluney Zalazar. “Es la obra más importante de toda mi vida, ahora. Es un sueño hecho realidad. Que la gente me diga que este musical la sorprendió más que Drácula y que con estos personajes encontraron a un Juan distinto, son los mejores elogios que me pueden hacer”, asegura el protagonista de lo que promete ser uno de los platos fuertes de la cartelera teatral porteña.

–Este musical es un proyecto personal que usted tenía hace muchos años...

–Sí, hace dieciocho años, desde la época en la que hice La Bella y la Bestia con el productor Daniel Grinbank. En ese momento, le dije que tenía que hacer Jekyll & Hyde, y me contestó: “Ese personaje para vos es genial”, pero él ya tenía otras obras en cartel. Eso fue en 1999, y desde entonces intenté muchísimas veces proponer el musical a distintos productores que se animaran a producirlo, y ninguno aceptaba, y yo ya me daba por vencido...

–¿Y qué le seducía de esta historia para insistir en interpretarla?

–En primer lugar, la temática de la dualidad del bien y el mal albergados en la misma morada del ser humano. Por otro lado, la partitura única, donde cada tema es un hit musical, porque no hay nadie que no conozca alguna de estas canciones. Es muy difícil encontrar un musical en el que toda la partitura sea cien por ciento excelente, y acá sí sucede. Siendo músico, más allá de ser cantante, valoré mucho ese nivel de composición y siempre me gustó cantar las canciones de mis personajes. Me pareció una obra realmente emblemática, que valía la pena que el público la disfrutara. Esta es una oportunidad grande para verla, porque si uno viaja ahora a Broadway este título no está. Nunca había tenido la oportunidad de ver la obra en vivo, siempre la había visto en video, y me enamoré por escucharla en un CD. Luego la vi, y leí la novela y me pareció fascinante la adaptación.

–¿Cómo fue el proceso de trabajo para interpretar a Jekyll y a Hyde, dos personajes opuestos pero que representan las dos personalidades de un mismo hombre? 

–Tuve que trabajar como si fuera a interpretar dos obras diferentes. Siempre me han sido favorables los personajes oscuros, entonces en lugar de empezar por componer a Hyde, empecé por Jekyll. Estuve trabajando muchos meses sólo con este personaje, porque la dificultad más grande para mí era este doctor, que es sobrio, apocado como buen científico, y que me obligaba a buscar recursos distintos. Transité ese trabajo actoral muy profundo, y luego de un tiempo sí abordé a Hyde, pero ya como consecuencia de haber plantado bien a Jekyll. La obra transita esa alternancia de los personajes, y me obligó a hacer la recorrida de ambos, sin mezclarlos, para recién hacerlo al final del camino. Lo importante era tenerlos muy divididos, desde lo actoral y desde lo vocal. Para Jekyll tuve que aclarar la voz, y para Hyde oscurecerla, al borde de llegar a una voz rugida. Esa dualidad vocal también tiene que estar en la corporalidad del personaje, y eso fue un trabajo intenso. Después de veintiséis años de carrera, uno tiene cosas pegadas en uno mismo, hasta en el cuerpo y en la actitud, y siempre cuando encaro un nuevo rol lo hago con mucho respeto, y como si fuera un principiante. Entonces, desde ese enfoque uno trata de desprenderse de todo lo que tiene, confiar en lo que hace y contar con la mirada de los otros, directores y coaches, para evaluar si lo que se hace es una repetición o algo auténtico. Trabajo sobre la desconfianza y el análisis de lo que hago. Soy muy crítico, y ese inconformismo me lleva a buen puerto.

–Desde hace varios años, el teatro musical pisa fuerte en la escena local. ¿Cómo es la experiencia de montar una puesta de estas características en Buenos Aires?

–Es un gran desafío, porque nosotros no tenemos todos los recursos que existen en Broadway, donde tienen quince peluqueros, un elenco de treinta y cinco personas, quince vestuaristas, maquinaria y efectos especiales. Allá, el staff es gigantesco, y la inversión en escenografía y vestuario es inmensa. Si nosotros tuviéramos todo esto, cualquier productor, en la situación en la que está la Argentina, se fundiría. Jekyll fue hecho con el criterio de una obra internacional, pero con la habilidad de que los recursos tanto humanos como técnicos fueran adaptados a nuestra situación y a nuestras posibilidades. La única manera, por lo menos ahora, de hacer un musical de este calibre es tratando de lograr el rendimiento y la optimización en todos los rubros, sin bajar en ningún momento la calidad. Esa fue nuestra premisa.

* Jekyll & Hyde se presenta en el teatro Metropolitan (Corrientes 1343), con funciones los miércoles, jueves y viernes a las 20.30, los sábados a las 18.30 y a las 21.45 y los domingos a las 20.