Las injusticias con el más débil son las peores injusticias. En este caso la sufrió Sarmiento de Resistencia. River es el poderoso y se sabe: en el fútbol tiene más peso uno de su tamaño que veinte pequeños juntos. El grande impone condiciones y además cuenta con el beneplácito de la TV. La asimetría se nota demasiado porque el más chico es del interior. La AFA y los organizadores de la Copa Argentina resolvieron que el partido entre los dos se juegue en Mendoza el domingo a la noche. Los dirigentes chaqueños se quejaron. Les impusieron recorrer 1465 kilómetros de distancia entre la capital chaqueña y Mendoza, la sede para los cuartos de final del torneo. Gerardo Escobar, su vicepresidente 2º, declaró: “Voy a proponer en reunión de comisión directiva que Sarmiento no participe más de la Copa Argentina. En defensa de nuestra institución y los socios que represento, porque no van a poder estar en este evento…”.

La injusticia abarcó otro parámetro. A Sarmiento lo comprimieron en un calendario que lo obligará a jugar cinco partidos en dieciséis días. El promedio es de un encuentro cada 3,2 jornadas. El de Mendoza contra River y cuatro más por el Federal A. El 7 contra River, el 11 de local con Crucero del Norte, el 15 disputará el clásico contra Chaco For Ever de visitante, el 19 se trasladará a Tucumán, donde lo recibirá San Jorge, y el 23 jugará en su cancha contra Juventud Antoniana. Lo durmieron a Jorge Capitanich, el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, actual presidente del club y además intendente de Resistencia. 

Las autoridades de Sarmiento intentaron que el histórico partido pudiera disputarse en Formosa, una provincia vecina. Incluso se hubieran conformado con ir a Santa Fe o Córdoba. Pero no imaginaban que les harían cruzar una buena parte del país. “Quiero que un equipo del interior se le plante al poder central. Quedaremos en la historia del fútbol de interior para que esto no vuelva a pasar”, completó el vice Escobar.

Esta semana se habló muchísimo más de otra injusticia –el penal no sancionado de Pinola por la Libertadores–, pero Independiente no es comparable con Sarmiento de Chaco. Es otro grande. Fallos arbitrales perjudiciales se dan todo el tiempo. En la Copa anterior también los sufrió River con el VAR. Ariel Holan dio una lección de templanza cuando no atribuyó la derrota a aquella infracción cobrable. Aceptó la superioridad del rival. La decisión adoptada en la Copa Argentina fue otra cosa. Una medida unitaria, que tiene poco de federal. El espíritu del torneo imponía otra cosa.

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