En el Hospital Rivadavia ayer se practicó una interrupción legal del embarazo (ILE) a pesar de las amenazas de un grupo de antiderechos que desde hacía diez días permanecía frente al lugar para intentar impedir la intervención. La mujer que pedía acceder a un aborto legal por cuestiones de salud que ponían en riesgo su vida –una de las causales contempladas por el Código Penal– pudo acceder a la interrupción, pese a la presión de los antiderechos, que incluso llegaron a pintar en uno de los laterales del establecimiento: “No al aborto en el Hospital Rivadavia. Médicos abortistas se las vamos a cobrar”.

Ayer a la tarde, tres mujeres aún se encontraban en la entrada del establecimiento médico, rezando alrededor de un altar improvisado con dos rosas, un fetito de plástico y una estatua de una virgen. “No sabemos si se hizo o no la práctica. Creemos que no, porque la organizadora de esta vigilia, que es una señora de un grupo ‘provida’, no nos avisó nada por WhatsApp”, dijo una de las mujeres, que integra un grupo del partido de San Martín. Con un rosario entre las manos, rezaba el padre nuestro “por las dos vidas: la de la mamá y la del bebé”.

Sobre el piso, un cartel atribuido a la cuenta de Facebook “El Bebito” mostraba la imagen de un feto con flechas: “oreja”, “ondas cerebrales”, “latidos del corazón”, “mano”. Y explicaba: “Tengo 6 semanas de vida. Tengo derecho a vivir. La vida comienza en la concepción”. Ese mismo cartel, en tamaño más pequeño, era sostenido por la mujer de 56 años del grupo antiderechos de San Martín. “Siempre tenemos una vela o una flor junto a la virgen”, aclaró sobre la importancia de mantener “colorido” el altar.

Según denunciaron miembros de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, que confirmaron a PáginaI12 que la interrupción legal del embarazo pudo llevarse a cabo, este grupo de antiderechos que se fue turnando por horas frente al hospital logró entrar al establecimiento para intentar impedir la práctica. Pero no tuvo éxito. “Dar a conocer información sobre las personas que acceden a una ILE es vulnerar derechos, violar el secreto médico y perseguir a quienes en el marco de las leyes vigentes, buscan acceder al sistema de salud solicitando ayuda. No nos dejaremos amedrentar por sectores que quieren negar derechos y condenar a mujeres y personas con capacidad de gestar al abandono y la muerte”, informó la Red en un comunicado. 

La presencia de los antiderechos frente al hospital tomó notoriedad el sábado pasado, cuando el periodista Mariano Obarrio, desde la puerta del Hospital Rivadavia, publicó un video en su cuenta de Twitter. En el video, afirmaba que el aborto estaba suspendido.

“Hay una persona que empezó a organizar esto por WhatsApp y por las redes. Cada una de nosotras toma un horario y venimos a rezar el rosario, porque se dio a conocer que iba a haber un aborto acá en el hospital y como nosotros estamos a favor de la vida pensamos que el aborto no es una opción. Si la chica no puede mantener el niño, que lo de en adopción”, consideró la mujer del grupo de San Martín, que, dijo, es fiel en una iglesia católica. “Hay que tener conciencia de que cuando uno tiene relaciones sexuales puede llegar a quedar embarazada. Si no se cae en esto del sexo por el sexo nada más. No hay que hacerlo como un perrito, sino que hay que hacerlo responsablemente”, agregó.

A su lado, otra fiel, de 67 años, opinó sobre la interrupción legal del embarazo: “Yo estoy a favor de la vida. Si el bebé está bien, se debe continuar el embarazo. El único que decide si la mujer está en riesgo de vida es Dios”. Y agregó, sobre las miles de muertes que se producen por abortos clandestinos: “Si las que se hicieron un aborto con una percha, con una aguja de tejer o con todos esos métodos que utilizan las mamas, no lo hubieran hecho, estarían vivas. Ellas y los bebés”.

“El mandamiento de Dios es no matarás. Es totalmente catastrófico ver cómo un doctor,que debe salvar vidas, que tiene el juramento hipocrático, esté despedazando a una criatura”, expresó Silvina, una mujer evangelista de 41 años, que vino junto a su hija desde Benavídez. “Yo sufrí abuso cuando era chiquita y mi hermana también, de parte de mi papá. Y tuvimos que salir adelante con el señor”.

Informe: Azul Tejada.