Desde esta mañana, el Tribunal Oral Federal 2 comenzará a juzgar al ex comandante de la Fuerza Aérea Omar Rubbens Graffigna y a dos ex agentes de inteligencia de la fuerza por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra nueve personas en Virrey Cevallos, el centro clandestino que funcionó en medio del barrio porteño de Montserrat durante la última dictadura cívico militar. Esta primera etapa de la investigación, que sigue su curso, había sido elevada a juicio en 2015.

Virrey Cevallos fue un centro operativo de la estructura genocida de la última dictadura que estuvo a cargo de la Fuerza Aérea. Funcionó en una casa de dos pisos ubicada en la calle Virrey Cevallos 628, entre Chile y México. “Lo más característico de Virrey Cevallos es su ubicación: en pleno barrio porteño, a muy pocas cuadras del Congreso, gente era torturada y mantenida secuestrada sin que nadie dijera nada”, apuntó el abogado Pablo Llonto, único abogado querellante del juicio que comenzará esta mañana en los tribunales de Comodoro Py. 

Llonto representa a la periodista Miriam Lewin y a Osvaldo López, sobrevivientes y dos de las nueve víctimas cuyos secuestros y torturas serán analizados en el primer juicio que se desarrollará en relación con este centro clandestino.

Ante los jueces Jorge Tassara, Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu se sentarán como imputados los hermanos Enrique y Jorge Monteverde y Rubens Graffigna. Según el requerimiento de elevación a juicio de este primer tramo de la causa, que el fiscal federal Federico Delgado realizó al juez a cargo de la investigación, Daniel Rafecas, los hermanos Monteverde fueron, mientras Virrey Cevallos estuvo operativo, “agentes secretos integrantes de la plantilla del Personal Civil de Inteligencia (PCI)”. Ambos, aseguró Delgado en su requerimiento, fueron reconocidos por sobrevivientes en “actividades de guardia o custodia de los detenidos”.

Rubens Graffigna es el único ex comandante de las Fuerzas Armadas sometido al histórico Juicio a las Juntas que queda vivo. Y uno de los cuatro que resultaron absueltos de aquel proceso que, en 1985, a apenas año y medio del fin de la dictadura, depositó responsabilidades en las cúpulas de las fuerzas por el plan sistemático de tortura y exterminio que había desplegado desde 1976. En el requerimiento de elevación a juicio, Delgado consideró probado que Virrey Cevallos estuvo a cargo de la Jefatura II de Inteligencia, en dependencia directa del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea. Graffigna ocupó ese cargo entre fines de diciembre de 1975 y enero de 1979.

A días del comienzo de este debate, que aguarda luz verde desde hace más de tres años, la defensa de Graffigna presentó al tribunal un pedido de apartamiento del represor por cuestiones de salud que los jueces definirán en el transcurso del juicio. Entre el jueves y el viernes de la semana pasada, peritos oficiales y de parte revisaron al represor. “La defensa requirió en su caso la suspensión del juicio por incapacidad sobreviviente, lo que quiere decir que no estaría en condiciones cognitivas de defenderse. Dos de los tres peritos del Cuerpo Médico de la Corte Suprema informaron que sí lo está y los que lo revisaron en representación nuestra opinaron lo mismo”, informó Llonto a este diario. 

A pesar de que los juicios de lesa humanidad llevan casi una década, el miembro de la segunda junta militar de la última dictadura recibió hace relativamente poco su primera condena: en septiembre de 2016 fue sentenciado a 25 años de cárcel por el secuestro de Patricia Roisinblit y José Rojo en la Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA), otro de los centros clandestinos a cargo de la Fuerza Aérea.

Los militares tomaron posesión de la casa de Virrey Cevallos 628 entre 1976 y 1984, pero, según consta en la investigación judicial, el lugar operó como centro clandestino entre febrero de 1977 y el 26 de marzo de 1978. Si bien estuvo al mando de la Fuerza Aérea, testimonios de sobrevivientes aseguran que también tuvieron tareas allí agentes de la Policía Federal. Hay una delegación de esa fuerza a escasas cuadras del centro clandestino.