Conmovida por los recientes acontecimientos en el Conicet, y por la reacción social y de la comunidad científica que generó la decisión de ajuste en este organismo, Paula Bombara reflexiona: “Me parece que abandonar la indiferencia respecto al quehacer científico es sumamente importante para crecer como sociedad. Como los artistas, los científicos van marcando rumbos de investigación que, a quienes no se dedican a ninguno de estos campos, pueden parecerles prescindibles. Pero creo que las personas que piensan así se equivocan. Nos guste o no, vivimos bajo un paradigma científico en el que se ponen en juego decisiones éticas y políticas todo el tiempo y es nuestra responsabilidad informarnos para poder tomar una postura basada en conocimiento y no en opinión. Es tarea del arte independiente poner en cuestión, hacer tambalear las estructuras, movilizarnos desde la emoción. Y es tarea de la ciencia independiente investigar para encontrar explicaciones dentro de las reglas que nos gobiernan”. 

“Perdemos de vista que el desarrollo científico y tecnológico está en todos los aspectos de nuestra cotidianeidad, pero es así, tanto si pensamos en los algoritmos que usan los cajeros de los bancos como en los repelentes para mosquitos, en los protocolos de atención a los sobrevivientes de una catástrofe, en las estrategias de conquista a los consumidores, en el enfoque histórico y sociológico de tal o cual período, en los modos de enseñanza, etcétera. Se cree que la ciencia está ‘lejos’, pero afecta a la gran mayoría de las personas. Y hay aspectos importantísimos del desarrollo que están en la ciencia básica, esa que aún no tiene vinculación directa ni con las instituciones ni con las aplicaciones industriales, pero que nutre de nuevas ideas, que inyecta nuevas preguntas, a otros grupos de la propia comunidad científica”, advierte la escritora y bioquímica.

La trama de Lo que guarda un caracol, de hecho, contiene y desarrolla implícitamente estas ideas. “En mi novela intenté que estos pensamientos estuvieran flotando en el entrelíneas: se estudia algo aparentemente alejado de la vida en sociedad y no se explicitan sus conexiones con el funcionamiento del resto, pero queda claro que la conexión existe; habría que indagar cuál es. Obviamente esto queda para los lectores interesados, que espero sean una gran parte de los lectores. Mi intención es abrir un juego metafórico que no termine, que vaya siendo resignificado en diferentes niveles”, explica Bombara. 

“Como sociedad, creo, necesitamos continuar el desarrollo de nuestro pensamiento crítico, especialmente en los jóvenes; y la pregunta indagadora es el punto de partida tanto de búsquedas artísticas como de búsquedas científicas. Hoy me reconozco parte de ese grupo de personas que, desde la emoción, intenta agitar el aire estanco. Esta vez intentando repensar cómo miramos al otro y cómo actuamos frente a un otro diferente a nosotros. Reconocer el quehacer de esos otros, los científicos, es hacerlos parte, es notar las semejanzas entre los trabajadores de la ciencia y nosotros, que tenemos otros trabajos”, concluye.