“No realizar o adherirse a medidas de acción directa, en cualquiera de sus formas o naturaleza, sea convocada en carácter local o nacional”, sostiene uno de los párrafo del acuerdo alcanzado entre el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, las cámaras empresarias y los gremios petroleros que participan de Vaca Muerta. En rigor, esto se traduce en un blindaje a prueba de derechos laborales impuesto a la única explotación productiva que el Gobierno tiene para mostrar.

Para el gobernador esto representa “un gesto de confianza para afianzar reglas de juego claras y anticipar la llegada de inversiones”, dijo sin recordar tal vez la existencia de derechos laborales que están incluidos hasta en la Constitución Nacional. Por otra parte, agregó que Vaca Muerta es “un desarrollo hidrocarburífero, productivo y energético” y, como tal, “es la realidad industrial del país por los próximos treinta años”.

El acuerdo alcanzado sostiene, a modo de justificativo, que se realiza para evitar que las medidas de fuerzas “puedan afectar directa o indirectamente la exploración y/o la explotación de hidrocarburos no convencionales en toda la extensión geográfica de Vaca Muerta”.

El senador nacional y titular del gremio petrolero, Guillermo Pereyra, calificó el acuerdo como “un hecho histórico” y señaló, según la agencia Télam, que “los petroleros no somos agitadores sociales y queremos trabajar”, dijo y agregó que “habrá diálogo permanente con paz social y entendimiento, si no los inversores no van a venir para seguir desarrollando las riquezas de la provincia”.

Sin embargo, y al ser consultado por este diario, el senador ya no hizo referencia a los supuestos agitadores. Por un lado dijo que se estaba tergiversando la información en algunos portales y, además, afirmó que lo pactado no implica una renuncia a los derechos sindicales. “Nuestro convenio colectivo de 2012 contempla un mecanismo de resolución de conflictos que nunca se puso en práctica. Entonces, lo que estamos haciendo ahora es hacerlo funcionar para que los problemas se resuelvan sin que ello puedan provocar que los pozos se paren”, sostuvo Pereyra.

El gremialista y senador neuquino señaló además que por el tipo explotación no convencional que es Vaca Muerta no puede frenarse la producción porque puede ocasionar que “el pozo se cierre” con el consiguiente deterioro en la provisión de gas. “Ya lo hemos realizado en ocasión del último paro nacional de la CGT”, afirmó el gremialista y aclaró que el 25 de septiembre pasado hubo un “servicio de guardia que cuidó que la producción no se detenga”. Para Pereyra no hay contradicciones al entender que la producción en Vaca Muerta es un “servicio esencial”. Sin embargo, los términos del acuerdo que trascendieron no hacen referencia a esa condición. En todo caso, es taxativo a la hora de afirmar que lo pactado implica la no realización y tampoco la adhesión a medidas de acción directa que, por ejemplo, están contempladas en el artículo 14 bis de la Constitución.