A 22 años de su primer y único desembarco, Nick Cave está de vuelta en Buenos Aires para presentarse esta noche en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas (Gutenberg 350), donde ya cuelga el cartelito de “agotado”. “Parece que fue hace mucho tiempo”, bromeó el cantautor australiano en el encuentro que sostuvo con la prensa local, poco antes del mediodía, en el hotel Four Seasons. “Fui a bailar a un club de tango extraño. Si bien el tango me parece terrible, la pasé bien. También compré una estatua de madera de Jesús que me acompañó durante todo ese tour. No me acuerdo de mucho más”. Cuando un periodista le preguntó sobre los tres recitales que ofreció en aquella ocasión (en el teatro Opera, en el Festival Alternativo en cancha de Ferro y en Dr. Jekyll), el músico respondió atónito: “¿Estuvieron buenos? Espero que sí”. Tras atravesar la puerta del salón en el que se llevó a cabo esta actividad, el artista, a causa de la fama que se ganó no sólo por sus canciones, sino también por su carácter temperamental, cautivó inmediatamente gracias a su garbo, al igual que por su honestidad, agudeza y la pasión que emana.

Acompañado una vez más por su sempiterna banda, The Bad Seeds, Cave regresa a la capital argentina como parte de la gira mundial de su último trabajo de estudio, Skeleton Tree, que, a pesar de que salió a la venta hace dos años, aún sigue dosificando su intensidad: así lo demostró el lunes en Montevideo. “¿Cómo lo logramos? Descubrimos que la intensidad se puede tener también en un show grande e íntimo”, justificó. “Es parte de nuestra realidad. Se trata de una comunicación a gran escala, y, de manera extraña, funciona bien”. En cuanto al armado del repertorio de este tour, que incluye clásicos del tamaño de “Tupelo”, “City of Refuge” y “Loverman”, el artífice, que junto a los suyos puso a la venta el 28 de setiembre EP Distant Sky: Nick Cave & The Bad Seeds Live in Copenhagen, explicó: “En general, incluimos las que encajan en el contexto. Venimos tocando este concepto desde hace un año, y sus diferentes canciones contienen una gran carga emocional. De toda esta trayectoria trascendental, elegimos los temas que queremos disfrutar. Cada canción funciona de alguna manera."

Nick Cave & The Bad Seeds surgió en 1983 en la ciudad de Melbourne, y desde entonces publicaron 16 álbumes de estudio, tres trabajos en vivo y la compilación B--Sides & Rarities (2005). De sus diferentes formaciones destacó la dialéctica compositiva de Cave con Warren Ellis y Mick Harvey, quien ya no está más en la banda. “La relación entre ambos fue diferente”, destaca el músico, quien junto con Ellis lleva adelante el proyecto paralelo Grinderman. “Mick siempre estaba en los detalles. Mientras que con Warren nos sentábamos y escribíamos, lo que significó mi primera experiencia, en ese sentido, con alguno de los integrantes de los Bad Seeds. Tiene el impulso creativo en los dos últimos discos, y en el que está por venir”. Si bien aún no tiene fecha de salida, el cantautor, que a lo largo de la hora de diálogo reivindicó entre sus mayores influencias a Bob Dylan, Van Morrison y Leonard Cohen, adelantó: “Estamos a mitad de camino para terminarlo. Parece que siempre estoy de gira, pero me encuentro haciendo muchos proyectos. Ya grabamos las canciones. Nos tiene entusiasmados. Tenemos muchas cosas para hacer”. 

Dueño de una vitalidad envidiable, el músico de 61 años aprovechó este tour para comunicarse directamente con sus fans. “La manera de contar las cosas a la prensa y a los fans es diferente”, dijo Cave, quien además evidenció su fascinación por el hip hop al afirmar que éste avanza, mientras el rock mira para atrás. “El formato de la entrevista se basa en la edición, y yo quiero hablar de cosas fuera de la música. La gente está hambrienta de información”. Además de señalar que decidió seguir adelante con su vida, pese a la muerte de uno de sus hijos en 2015, pero que “su espíritu seguirá caminando en sus canciones”, el líder de los Bad Seeds reveló que no desliga al artista de la persona que lo contiene. “Mi música dice qué tipo de persona soy. Cuando me entregué al público, eso generó un problema: ¿cómo llevo una vida normal?”. Aunque trabaja en varios proyectos audiovisuales, aún no recibió una oferta que recree su biografía. “Mi vida no es tan interesante”, expeditó inicialmente, y más tarde ahondó: “Soy un oficinista. Me siento a escribir, incluso en los días terribles. Mi mundo imaginativo está en mi mente”.