En Coplas del violinero, disco que Néstor Garnica presentará en vivo este viernes 12 de octubre a las 21 en La Trastienda, tal violinero no hace más –ni menos– que la gran Santiago. Un conglomerado parejo de gatos, zambas, chacareras, huaynos y escondidos que, mechadito con alguna cueca, da un resultado concreto y festivo. Él lo piensa y dice como un disco “romántico, instrumentalmente muy comprometido y elegante”, y lo diferencia de Lunita del violinero (el anterior), al que juzga “más regionalista y visceral”. “Entre ambos pasaron muchas cosas, un hijo, lugares recorridos, y muchas melodías que hoy forman parte del cancionero popular argentino”, se envalentona este genuino producto de La Banda formado entre Tucumán, Dusseldorf y Rotterdam. Y fogueado al  lado los Manseros Santiagueños, Horacio Banegas o Cuti y Roberto Carabajal, entre otros. “El hecho de haber estado en otros países me dio la posibilidad de poder ver otras cosas, poder imaginarme cómo sería aquello en nuestra música popular y cómo hacer, desde esa perspectiva, que no pierda la identidad”, señala el músico, a punto de presentarse en la casa musical de Balcarce al 400. 

–Ya que está en tema, ¿cómo hizo para conjugar las dimensiones formativas europeas con el monte que lo vio nacer? 

–Conjugar la técnica con la raíz es cuestión de imaginación e inventiva. Por la cuna de la que vengo, es difícil que deje de lado la música que me vio nacer. Eso es eterno en mis sueños y mi sangre, es conocer el violín con todas sus posibilidades técnicas y dejarse andar por un sendero de melodías que transportan a lo más profundo del cancionero nativo. Después, el hecho de ver a la gente bailar o corear tu música y tu poesía significa que algo bueno resultó de esa mixtura.

En Coplas del violinero, su quinto disco a la fecha, Garnica incluye nueve piezas suyas y solo dos versiones: “Chacarera del rancho”, de los Hermanos Abalos, y “Chacarera del violín”, de los Hermanos Simón. La razón que esboza él es que se trata de grabar músicas que lo acompañaron toda la vida. “Ellos son nuestros referentes y nuestros maestros. Siempre trato de ser respetuoso a la hora de hacer alguna pieza que no me pertenece. Trato de hacer lucir el violín a través de recursos técnicos que me permitan tocar en todos los registros y que generen que la melodía elegida brille a través de éste instrumento”, dice, y luego se mete con uno de los temas propios: “Gato del mate”. “Se lo hice a mi hijo, porque es inquieto como el gato mismo”, se ríe Garnica, cuyo invitado de lujo en el recital presentación será Peteco Carabajal.