Un roble gigante en medio de la 9 de Julio ocupa el lugar del Obelisco. La imagen sugiere un futuro posible pero utópico en el que la naturaleza finalmente se impone ante el avance de la modernidad y la tecnología. La escena corresponde a la tapa de Futuro, el nuevo disco de El Gnomo y la Filarmónica Cósmica, el proyecto del cancionista Martín Reznik. “Es una especie de juego donde el futuro está en el pasado”, introduce el músico. “Vivimos en una época en la que se vibra una cuestión apocalíptica y da la sensación de que están haciendo mierda todo en el país y no hay vuelta atrás. Entonces, tiene que ver con poder pensar un futuro en el que nosotros seamos parte.”

El concepto del disco, dice el Gnomo, también refiere a una cuestión territorial, además de política. Si bien el músico proviene de la cultura rock, lo suyo podría definirse como canción argentina o rioplatense, sin por ello tener que abordar un ritmo de murga, milonga o candombe, por caso. Nada de eso. Pero sí hay ciertos timbres y colores que suspiran aires folklóricos y tangueros. O guiños al rock deglutido de Los Visitantes o Eduardo Mateo. Es que los siete temas fueron tomando forma a través del diálogo de tres instrumentos “porteños”: la guitarra acústica de Martín, el violín de Alexey Musatov y el bandoneón de Manu Careter. “Me empecé a juntar con ellos a partir del incidente que tuve hace dos años, cuando me robaron y golpearon. No podía tocar fuerte, me hacían mal las frecuencias fuertes”, cuenta.

“Es un disco con un concepto anacrónico por la sonoridad y el tipo de canciones. No es un álbum moderno con octapad, guitarras eléctricas con chorus o algo electrónico”, dice. Sin embargo, las canciones hablan de este tiempo. Una de las más representativas es Computadora, que surgió como una especie de “desahogo” frente a las contradicciones que le generan el mundo virtual y la hiperconexión. “¿Por qué pasamos tanto tiempo frente a la pantalla?”, se pregunta. “Las redes sociales nos permiten difundir un disco y si uno se mueve más o menos bien puede llegar a mucha gente. Pero a la vez generan dependencia y mucha ansiedad. Es peligroso empezar a llenar ciertos vacíos emocionales con eso. Y el celular, además, es enemigo de la concentración y el silencio interior.”

Libertad, que fue escrita hace varios años, también resuena en este momento político y social. “Vamos, vamos, cantemos para librar la pena/ No te pongas cadenas, no la quieras agarrar/ Hay mucho por hacer en nuestro hogar”, dice la letra. “Es una canción que me representa espiritualmente, y la idea es liberar todo aquello que no está en ese estado”, entiende Martín. El año pasado subió a su canal de YouTube dos canciones eléctricas bien coyunturales: una sobre la desaparición de Santiago Maldonado, Asesinos, y otra un poco más optimista, Resistir, crear y amar. Y aunque no entraron en este disco, vibran en la misma sintonía.

En el nuevo disco, el eje es el sonido acústico y mucho vuelo instrumental. Además del trabajo del trío, hay algunas apariciones del bombo legüero (Faca Flores) y el contrabajo (Ignacio Long). Y sobresalen las colaboraciones de Pablo Dacal y el pianista Hernán Jacinto en Viajo. “La idea era hacer un disco bien sintético y minimalista al estilo Artaud (1973) o Mateo solo bien se lame (1972), con pocos elementos y más cercanía con la música. Que los elementos tuvieran una razón de ser muy específica y que hubiera espacio sonoro. En ese disco de Mateo te imaginás cosas arriba.”

¿Por qué Eduardo Mateo está tan presente en tu música?

--Lo estudié a fondo, como a Charly, Los Beatles o Spinetta. Es una influencia muy fuerte. La siento como una música espiritual, más allá de algo estético o canciones que me gustan. Me provoca algo hermoso en el corazón. Me parece un artista que llevó a fondo una forma de sentir y ver la vida, incluso yendo en contra de su propio bienestar físico y económico. Ese modo extremo de ser está muy plasmado en su arte y se nota en su rara forma de cantar. No es un tipo que no afinaba, pero estaba en una búsqueda. Trajo cosas de África e India y las mixturó con la música beat, la bossa y la improvisación. Era un loco, un bohemio que no estaba atrás del éxito. Ahora junto a Ale Larocca estamos retomando un proyecto que se llama La música de Mateo. Nos conocimos por su música y flasheamos los dos.

* El Gnomo y La Filarmónica Cósmica presenta Futuro el domingo 18 de noviembre a las 20 en Roseti, Roseti 722.