La prepotencia del trabajo parece ser hoy lo que impulsa a Lanzani hacia nuevos destinos. A su protagónico en Emperador Gynt, que finaliza en el Cultural San Martín a fin de mes, el actor le sumará Matadero, la obra que estrenará este viernes en el Metropolitan (viernes a las 20 y domingos a las 21.15). La obra, en la que comparte cartel con Germán Cabanas, está dirigida por Redha Benteifour, el reconocido coreógrafo francés que trabajó con Madonna, Michael Jackson, Roman Polanski, Cher y los Rolling Stones. “Necesitaba encontrarme otra vez con mi cuerpo y en abril decidí hacer un entrenamiento con Redha. Salía muerto de cada entrenamiento pero más vivo que nunca, porque las emociones me cruzaban. Fue tan estimulante que después nos fuimos con Germán a Europa a entrenar otras dos semanas con el maestro y ahí surgió la idea de hacer esta obra”, cuenta Lanzani. El actor no duda en definir a Matadero como “una obra de teatro físico que combina coreografía, danza, circo y texto”. Matadero propone una confrontación física y emocional, en la que los intérpretes enfrentan su propia verdad sin artificios y sin ocultarse detrás del deber ser civilizado. “Si lo pienso en términos utilitarios, no sé si necesito hacer esta obra. No me va a dejar plata ni popularidad y el riesgo es grande. No es un megaproyecto para muchos. Pero necesito hacer cosas que me modifiquen. Como persona y como actor. Me mueve la incertidumbre. No busco fama ni guita ni prestigio. Quiero estar preparado para lo que pueda llegar a venir. La obra habla sobre la humanidad, el ego y la avaricia de la vida, sobre las veces que nos caímos y nos levantamos, en un diálogo entre supuestamente dos personas que es una a la vez. No sé si no es uno de los desafíos más grandes de lo que me crucé en mi vida”, subraya Lanzani.