Las condiciones financieras de la economía registran la peor performance desde enero de 2014. La devaluación, la inflación y las tasas de interés son los principales elementos para explicar el deterioro. El dato surge del último informe del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) junto con la consultora Econviews. “La situación se siguió deteriorando en septiembre, pese al relativo repunte de los precios de los bonos y las acciones”, indicaron. En el estudio se destacó como uno dato positivo el incremento en la liquidez de corto plazo de las entidades bancarias.

El indicador que elabora el IAEF detalló que las condiciones financieras locales marcaron un nivel de 12,6 puntos, lo que implica un retroceso de 16,5 puntos respecto de enero de 2014, cuando se había anotado el anterior piso de la serie. “El deterioro es muy pronunciado. El indicador se ubica ahora dentro de la zona de estrés severo”, se precisó en el documento.

“Hay tres variables que se encuentran severamente estresadas y explican la mayor parte del deterioro de las condiciones locales: la depreciación esperada a corto plazo, la inflación mensual y la tasa de interés”, explicó IAEF. La institución no es optimista para el corto plazo. “Para adelante es improbable que estas variables puedan mostrar una mejora destacable hasta tanto no se desactive la inestabilidad cambiaria asociada a esa corrección, lo que podría comenzar a ocurrir en los próximos meses”, se estimó en el informe.

El índice de condiciones financieras se había ubicado en torno de 70 puntos a finales del 2017, cuando ahora se ubica por debajo de los 15 puntos. “Este deterioro anual se explica principalmente por una caída de 47,9 puntos en las condiciones locales, sobre todo por la mayor depreciación esperada a corto plazo, tasas de interés más altas y una mayor inflación mensual”, detalló. En cuanto a las condiciones financieras externas, hubo una merma de 11,3 puntos, debido a un clima menos optimista de los inversores internacionales con las economías emergentes, lo que repercute en el precio de los bonos, las acciones y las monedas. “Hay que remontarse a 2012, es decir, a los meses posteriores a la puesta en vigencia de los controles cambiarios, para encontrar deterioros anuales en las condiciones financieras de una magnitud mayor a la actual”, cerró el IAEF.