En plena negociación para que el clásico de Copa Argentina se juegue en la ciudad, la dirigencia de Newell’s le abrió las puertas a los barras del club en Bella Vista para llevar su exigencia: “Ganen el clásico”. La movilización al polideportivo se realizó el martes por la tarde y los hombres de la tribuna fueron acompañados por los miembros de más de diez agrupaciones de la institución. ”No podemos sacarnos un foto con jugadores que hace un año que no ganan de visitante. Basta de boliches, redes sociales, este clásico es el más importante de los últimos 30 años y se lo hicimos saber”, reconoció uno de los referentes de la tribuna rojinegra. No hubo armas de fuego ni agresiones físicas, aunque Víctor Figueroa, Hernán Bernardello y Brian Sarmiento recibieron “un buen reto” cuando intentaron romper el clima de tensión con un chiste. “No había lugar para las risas, se tienen que dejar de joder, la gente está cansada”.

La dirigencia de Newell’s ya mostró lo que es capaz de hacer con el club en la asamblea del año pasado, cuando con golpes de puño a los socios opositores intentaron aprobar el balance de la institución, objetado por diversas operaciones financieras no aprobadas en Comisión Directiva. 

Otra vez con la intimidación como estrategia, el martes las autoridades de la entidad dejaron acceder al polideportivo de Bella Vista a casi 300 hinchas, convocatoria que estuvo compuesta en primer lugar por miembros de la barrabrava y por integrantes de las diferentes agrupaciones que participan en la vida social e institucional del club. “Fueron hasta chicos menores de edad que están podridos también de este momento. Esto se hizo por demanda de la gente y al frente estuvo en la organización la barra, una cosa así la tiene que liderar la barra, obvio”, explicó un miembro de la hinchada. “Estaban representantes de todas la agrupaciones y de las peñas más importantes, por eso fue mucha gente”, explicó uno de los organizadores.

“(Cristian) D’Amico estaba en Bella Vista y sabía todo, pero no participó de la reunión con los jugadores. En el vestuario entraron cinco barras y un miembro de cada una de las agrupaciones. Los que hablaron con los jugadores fueron ellos, los de las agrupaciones. Si los queríamos amenazar dejábamos entrar a todos los mutantes (por los barras) al vestuario y listo”, detalló uno de los líderes del paraavalancha leproso.

Al frente de la barra leprosa quedó Maxi, asignado por Jija, el ex jefe de la hinchada hoy detenido por el crimen de Jonatan Funes. Maxi conoció a Jija en el club y se ganó su confianza en solo un año de convivencia, al punto de quedar al frente de la tribuna tras la salida de Gato, quien decidió alejarse de la hinchada.

Pero Maxi no fue el que le habló al plantel. Lo hicieron los referentes de las agrupaciones. “Cuando comenzamos hablar vimos que estaba distraído Figueroa y le dijimos que preste atención. En un momento Bernardello tiró un chiste con una carcajada y fue ahí cuando se armó una trifulca porque el clima no estaba para chistes. En ese momento a Sarmiento le tiran un manotazo para sacarlo pero no lo tocaron. La cosa se calmó rápido”, recordó uno de los testigos.

“A Bernardello se le reprochó una declaración donde decía que le daba lo mismo jugar con Almagro o Central (por Copa Argentina). El explicó que lo dijo así porque después tiene que mandar a la hija a la escuela. Ahí salta uno de la barra y le aclara que no se le está pidiendo que venda humo o que hable mal del Sina (por Central), lo que se le dice es que tiene que hablar por el compromiso de la gente y de los jugadores, y que si toca Central que diga que va a ser el partido más importante del año”.

La reunión se extendió por casi una hora y en un momento tomó la palabra el técnico Omar De Felippe. “Explicó todo lo que hacen pero entendió que el reclamo era otro, que se dejen de joder con los boliches, Instagram (la red social) y la joda”. Al concluir la visita, el último mensaje que entregó la barra fue el más elocuente: “Muchachos, acá hay un tipo que donó un hotel a todo culo (por Marcelo Bielsa, responsable de la construcción de edificio de Bella Vista) que se cortaba el dedo de una mano por ganar un clásico, a ver si lo entienden”.