Eterno candidato al Premio Nobel de Literatura, el japonés Haruki Murakami despliega un generoso abanico de ficciones, atravesadas casi todas por un puñado de temas y obsesiones que se repiten, pero siempre canalizados por una imaginación desbordante. El sello Tusquets acaba de publicar el libro 1 de La muerte del comendador, una saga que implica una suerte de “reconciliación” del autor con la cultura tradicional japonesa, reivindicada con un tono evocativo. La pintura tradicional, los paisajes rurales, un templo sintoísta, prevalecen aquí sobre el mentado cosmopolitismo cultural con el que se asoció al autor de Tokio blues en muchas de sus novelas. Pero varios de sus temas recurrentes están: una crisis personal, una fuga hacia territorio desconocido, un hilo invisible entre lo real y lo sobrenatural. Habrá un segundo volumen de este díptico que señala el regreso de Murakami a la novela después de cinco años.