Las reflexiones de José Saramago en los meses previos y posteriores a recibir el Premio Nobel de Literatura ven ahora la luz tras 20 años olvidados en el disco rígido de su computadora, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la concesión al escritor luso del premio más importante de las letras. 

El cuaderno del año del Nobel (Alfaguara) arranca con un apunte del 1º de enero de 1998, cuando el escritor portugués logra salvar un árbol de un vendaval en la isla de Lanzarote, donde residió desde 1993 hasta su muerte en 2010, y se cierra con un episodio cotidiano en un centro comercial, donde un hombre muestra su sorpresa por ver al premio Nobel comprando medias.

Fue la viuda del literato, la periodista y traductora Pilar del Río, quien halló este diario inédito en febrero pasado. "Se me quedó cara de tonta y me pregunté: ¿cómo es posible que esto esté aquí desde hace 20 años y no lo hayamos visto?", explicó este martes en la presentación del volumen en Madrid, donde destacó la "emoción" que sintió al reencontrarse con las notas de su difunto esposo.

Saramago, el autor portugués más internacional y una de las plumas más reconocidas del siglo XX, supo que le habían concedido el Nobel el 8 de octubre de 1998 cuando se encontraba en el aeropuerto de Frankfurt. Fue una azafata quien le dio la noticia y así lo refleja en su diario en una breve nota de apenas 11 palabras. "Aeropuerto de Frankfurt. Premio Nobel. La azafata. Teresa Cruz. Entrevistas", escribió. En apenas unos meses, esas anotaciones "lúcidas" e inéditas han tomado forma de libro, acompañadas de algunos de los discursos pronunciados en actos públicos por parte del autor de obras como La caverna, Ensayo sobre la lucidez y La balsa de piedra.