Nuevos paquetes sospechosos fueron enviados ayer a dos críticos del presidente estadounidense, Donald Trump. Esta vez, los destinatarios fueron el actor Robert de Niro y el ex vicepresidente Joe Biden. A pesar de que después de conocerse los primeros paquetes de ese tipo el mandatario había condenado las amenazas, ayer Trump culpó, en parte, a los medios de comunicación y los acusó de provocar ira. 

Un paquete similar a los que fueron dirigidos al ex presidente Barack Obama y otras figuras simpatizantes demócratas fue interceptado por un escuadrón antibombas en la productora TriBeCa Productions en Nueva York, cofundada por De Niro. El dos veces ganador del Oscar había sido ovacionado en junio por usar un improperio al referirse a Trump durante la televisación de los premios Tony. En la campaña electoral de 2016, el actor abiertamente opositor al magnate neoyorquino había descrito a Trump como descaradamente estúpido. El FBI confirmó que otros dos paquetes fueron dirigidos en el Estado de Delaware al ex vicepresidente de Obama, Joe Biden, potencial candidato demócrata a la presidencia para 2020.

Actualmente el FBI (policía federal), el Servicio Secreto (la agencia que vela por la seguridad de dignatarios y ex dignatarios) y la policía local buscan identificar a los responsables de lo que los republicanos en el poder y los demócratas en la oposición han calificado como terrorismo interno. Los sobres con los presuntos explosivos comenzaron a llegar el lunes cuando un dispositivo fue hallado en el buzón de la residencia en Nueva York del multimillonario George Soros, destacado donante del opositor Partido Demócrata.

El mandatario estadounidenses había reaccionado, primero, llamando a la unidad y condenando los actos que calificó como de violencia política, pero ayer dirigió sus dardos a los medios de comunicación. “Una gran parte de la ira que vemos hoy en nuestra sociedad es causada por la información intencionalmente falsa e inexacta que publican los principales medios de comunicación, a los que me refiero como noticias falsas”, escribió el mandatario en la red social Twitter. “Se ha vuelto tan mala y odiosa que está más allá de toda descripción. Los medios tradicionales deben poner sus asuntos en orden, ¡RÁPIDAMENTE!”, continuó. Ya en un mitin electoral en Wisconsin, el miércoles, asimismo, Trump había señalado: “Los medios de comunicación también tienen la responsabilidad de establecer un tono de civilidad y cesar las hostilidades sin fin y los ataques e historias negativas constantes, y muchas veces falsas”. 

El ex director de la CIA John Brennan, destinatario de uno de lo paquetes, enviado el miércoles a la CNN donde suele asistir como columnista, arremetió contra el magnate por atacar a los medios de comunicación. “Deje de culpar a los demás. Mírese en el espejo. Su retórica inflamatoria, insultos, mentiras y estímulo a la violencia física son vergonzosos”, tuiteó. “Sus críticos no serán intimidados a callar”, sentenció Brennan.

Ayer, la Casa Blanca salió a defender al presidente de acusaciones de que no estaba tomando en serio los intentos de atentado. “Condenamos la violencia en todas sus formas. Este es un acto despreciable y ciertamente algo que nunca debería ocurrir en Estados Unidos”, dijo la secretaria de prensa Sarah Sanders a Fox News.

Los líderes demócratas en el Congreso, el senador Chuck Schumer y la representante Nancy Pelosi, acusaron el miércoles a Trump de condonar la violencia física y dividir a los estadounidenses. El presidente de CNN, Jeff Zucker, por su parte, criticó a la Casa Blanca por lo que llamó su falta de comprensión sobre la gravedad de sus continuos ataques contra los medios.

Todos los paquetes fueron enviados en sobres de papel madera con interior de plástico con burbujas, etiquetas de dirección impresas en computadora y seis sellos con la bandera estadounidense. Tanto el FBI como la Policía aseguran que se trata de bombas de fabricación casera. Al menos una de ellas estaba compuesta por un tubo de PVC relleno con un polvo negro y astillas de vidrio que estaba conectado a una mecha. Aún no está claro qué daños podrían haber provocado si estallaban. El remitente es el mismo: la legisladora por Florida Debbie Wasserman Schultz, ex presidenta del Comité Nacional Demócrata, entre 2011 y 2016. El FBI dijo, no obstante que su apellido estaba escrito con faltas de ortografía.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, estimó ayer que detrás de estos paquetes hay un atacante en serie y aseguró que se trata de terrorismo. “Una persona o varios, extranjeras o estadounidenses, no lo sabemos. Y no sabemos si están aquí o en otro lugar del país”, señaló en CNN.

Después de Soros, la siguiente destinataria de los sospechosos paquetes fue Hillary Clinton. La ex candidata demócrata a la presidencia en 2016  recibió el sobre en su residencia en Nueva York. El miércoles, el Servicio Secreto interceptó el que iba dirigido al ex presidente Obama.   

Al ex fiscal general Eric Holder le llegó un paquete a su oficina en Washington. También la  legisladora demócrata de Califonia, Maxine Waters, recibió dos paquetes sospechosos. En los últimos meses, Trump ha calificado a Waters de loca y dijo que era una persona con un coeficiente intelectual extraordinariamente bajo.