Ya con el cronograma electoral tentativo –abril y junio para las elecciones provinciales y municipales- que será un calco del de 2015, las distintas fuerzas empiezan a delinear sus estrategias. Habrá sobresaltos hasta último momento pero para diciembre ya tendrían que estar perfiladas la mayor parte de las candidaturas que serán inscriptas oficialmente en febrero próximo. En ese plan trazado en medio de una profundización del divorcio con la sociedad, la provincia parece más ordenada que Rosario donde subsisten variadas incógnitas y donde los frentes más imposibles podrían llegar a sorprender a más de uno.

Y en ese contexto, el peronismo local empezó a comprender que no llegarán los apoyos del PJ provincial, ni los recursos para impulsar candidaturas, ni los acompañamientos de campaña por los barrios. Se palpita una gran orfandad y ninguno de los principales candidatos señala a un preferido para intendente de Rosario. “Si nadie me suma ¿para qué hacer el gasto y arriesgar a perder votos que podrían ir a la categoría a gobernador?”, parece ser el razonamiento de Omar Perotti y María Eugenia Bielsa, por citar a los candidatos de más peso electoral.

Es en ese entendimiento que los aspirantes peronistas rosarinos empiezan a hacer cálculos para intentar romper esa abulia y generar expectativas más productivas. Eso lo sabe muy bien Roberto Sukerman, el más claro y recortado candidato peronista para el Palacio de los Leones. Sabe que tiene que “engordar” para un lado o para el otro, para la izquierda o más hacia el centro. Y para eso necesita socios que están en el Diálogo Abierto con Ciudad Futura y otras fuerzas filo peronistas.

Pero en los últimos días un grupo de operadores políticos comenzaron a pensar en otra suma y ya tendieron los primeros puentes. ¿Si en lugar de pensar una interna inconducente entre Sukerman y Alejandro Grandinetti se pensara en un espacio más amplio que los pudiera contener a ambos? En el marco de unidad que pregona el peronismo tanto a nivel nacional como provincial, esa fotografía pondría al peronismo rosarino en una escena real de tercios junto con Cambiemos y el Frente Progresista.

De esa sociedad tendría que salir un solo candidato a intendente (lo establecerían con encuestas confiables para ver quién es el mejor posicionado) y el otro pelearía con buenas chances en un espacio provincial de la mano de alguno de los candidatos más instalados del peronismo. Si juntos generan las expectativas que los operadores de esta sociedad piensan, ahora sí los candidatos provinciales tendrían que mirar seriamente a Rosario y tratar de sumar a ese espacio que se tornaría mucho más competitivo.

Después está lo que pensarían los electores. Lo más fácil de suponer es que los kirchneristas no votarían por Grandinetti y que los peronistas más “federales” y los independientes no lo harían por Sukerman. No es tan directo si se muestran juntos y generan un espacio confiable sería una suma en lugar de una resta. Con esta idea se entusiasman los que piensan en juntarlos.

De lo que no caben dudas es que son candidatos complementarios. Lo que uno tiene o junta, no lo tiene el otro. Puestos uno contra otro en las Paso todo sería pérdida y dilapidación de esfuerzos y recursos que ninguno está en condiciones de hacer.

Esta sociedad, piensan los que están trabajando para concretarla, no necesariamente perdería contacto con los fuerzas del Diálogo Abierto. Por el contrario se trataría de poner en valor un espacio amplio que puede meterse en la pelea de fondo que por ahora parece reservada entre el PRO y el socialismo, fuerzas que tendrán que lidiar con la historia que acarrean una a nivel nacional y la otra a nivel local y provincial.

La idea cierra con un conjunto en el que Grandinetti perdería algo de su massismo y Sukerman una porción de kirchnerismo. Un frente peronista rosarino con candidatos jóvenes y del siglo XXI que puedan hacer mover la aguja de la aparentemente cantada elección local donde el peronismo parece un tercero eterno.

Claro que no es tan sencillo, pero la idea ya está rodando después de que esa foto entre Antonio Bonfatti, Miguel Lifschitz, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Mónica Fein y Carlos Fascendini, entre otros; parece no tener síntesis electoral en Rosario o la provincia. Una postal que más que nada inquietó a Pablo Javkin, que inmediatamente pensó que peligraba su lugar como posible candidato dentro del Frente Progresista.

El peronismo rosarino tiene la necesidad de generar nuevas expectativas porque ya vivió no sólo la derrota electoral de todos los últimos años, sino el ninguneo al que fue sometido en las principales negociaciones de la política local que se dirimieron entre socialistas y macristas, aunque después salieran a pelearse por los medios. Esa fue y aún es, la verdadera grieta local que excluye al PJ y lo está reduciendo a expresiones cada vez más pequeñas.

“Nadie en el peronismo está pensando en la intendencia, (Osvaldo) Miatello se lanza porque querrá renovar su banca de concejal y Sukerman tiene un gran decisión personal pero sabe que necesita mucho más acompañamiento”, confió un experimentado dirigente local para describir las claras desventajas del peronismo rosarino. Para los candidatos del PJ en Rosario fue difícil cuando tenían la estructura provincial o nacional, hay que imaginar lo que eso ahora significa cuando no hay recursos ni apoyos de ningún tipo. Todo en un electorado que ha demostrado siempre encontrar los atajos para no votar al peronismo desde la recuperación de la democracia.

En política, las fuerzas que no acuerdan para pelear por un crecimiento terminan cada vez más reducidas. Ese es uno de los cuestionamientos de María Eugenia Bielsa para con muchos peronistas santafesinos: Han elegido mantener sus lugares de poder a costa de acordar permanentemente con el socialismo y eso terminó por debilitar las posibilidades electorales de la fuerza que gobernó la provincia hasta 2007. La arquitecta siempre es polémica pero sus ideas a veces son como dardos que indican una realidad incontrastable.

Recientemente desconcertó al kirchnerismo cuando en una actividad organizada por Nuevo Encuentro criticó directamente a Cristina Fernández de Kirchner al decir que la había “condicionado” para ser candidata en 2015 y que “en la política no hay que robar”. Fue un golpe duro que no se asimiló del todo y por eso Marcos Cléri, candidato a gobernador de La Cámpora, atinó a decir que Bielsa “no está diciendo la verdad”. Pero terminó por privilegiar la necesaria unidad del peronismo santafesino donde por el momento, no hay críticas internas a la vista.