El Ministerio de Finanzas realizó la primera emisión de deuda externa del año. La dependencia encabezada por Luis Caputo colocó 7000 millones de dólares en el mercado internacional. La fecha elegida para la operación buscó minimizar el impacto que pudiera tener sobre las finanzas globales el ingreso de Donald Trump a la Casa Blanca. La transacción fue canalizada por los bancos BBVA, Citigroup, Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan y Banco Santander. En el tramo internacional emitido bajo la ley de Nueva York se entregaron 3250 millones en bonos a 5 años y 3750 millones en títulos a 10 años. Los papeles con fecha de vencimiento en 2022 pagarán una tasa de 5,625 por ciento y aquellos que maduran en 2027 rinden 7,0 por ciento. Las autoridades económicas presentaron esos guarismos como una baja significativa en el costo de financiamiento que reflejaría la confianza de los inversores en el gobierno de Mauricio Macri. A pesar de las concesiones regulatorias y simbólicas para lograr la reinserción plena del país en el mercado, el rendimiento de los bonos argentinos se mantiene elevado en relación a países emergentes como Bolivia o Colombia. Las autoridades habían anunciado una colocación en pesos para el mercado local equivalente a 2000 millones de dólares que fue postergada sin fecha.

“La emisión representa una mejora de 200 puntos básicos en el riesgo país con respecto a la emisión de abril pasado”, informó la cartera de Finanzas al precisar que  la tasa promedio de la colocación de ayer fue de 6,3 por ciento comparada con una tasa promedio de 7,2 para la emisión realizada en abril de 2016 para cancelar la deuda con los buitres. “Estamos muy contentos con el resultado ya que logramos bajar significativamente nuestro costo de financiamiento, aún enfrentando un escenario de tasas mucho más adverso que el año pasado y confirma la confianza de los inversores en la capacidad de este gobierno de controlar la inflación e incentivar el crecimiento económico”, celebró ayer Caputo a través de un comunicado. 

En paralelo con el desmantelamiento de las regulaciones cambiarias, el regreso al Fondo Monetario Internacional y la renovada sintonía con Estados Unidos, Argentina alcanzó en 2016 el nivel de endeudamiento anual más importante de las últimas dos décadas para un país emergente. A pesar de las habilidades exhibidas por el equipo de banqueros que desembarcó en el Palacio de Hacienda, todavía son necesarias elevadas tasas de interés ofrecidas para despertar la abultada demanda de bonos argentinos que hasta ahora no mostró resultados macroeconómicos ni financieros. Los atractivos rendimientos que proponen los bonos argentinos permtieron que la cartera de Finanzas reciba ayer ofertas globales por 22 mil millones de dólares. Para alcanzar la tasa promedio de 6,3 por ciento las autoridades tomaron 7 mil millones de dólares que le permiten cubrir parte de los 40 mil millones de dólares de financiamiento previstos para 2017.

De acuerdo al Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala la deuda de mercado argentina creció 32 por ciento. El grupo de banqueros que desmbarcó en el Palacio de Hacienda realizó el año pasado emisiones en moneda extranjera por un total de 52.600 millones de dólares. Como 4931 millones fueron Letras del Tesoro que vencieron a lo largo del año, el stock restante asciende hasta 47.700 millones. De ese total, siete de cada diez dólares fueron emitidos por el Estado Nacional: fueron 34.642 millones. El  regreso a los mercados aceitó también operaciones de provincias por 7042 millones y emisiones de empresas que acumularon 5879 millones. 

“La búsqueda de financiamiento internacional responde al objetivo del Gobierno Nacional de establecer las condiciones que permitan el crecimiento económico, la generación de empleo genuino en Argentina y la reducción de la pobreza”, consideró ayer Caputo al reproducir la visión del desarrollo económico predominante en el mundo de las finanzas internacionales. De acuerdo al propio funcionario, cuando termine el primer mandato de Macri la deuda externa con acreedores privados y organismos multilaterales se ubicará alrededor del 40 por ciento del PIB, más del doble del ratio heredado del kirchnerismo. Para el ex directivo del Deutsche Bank, el quiebre con la lógica de desendeudamiento emprendido desde finales de 2015 no incrementa la vulnerabilidad externa del país. Por el contrario, permitirá desarrollar el mercado de capitales local y mejorará las condiciones de financiamiento para las  pequeñas y medianas empresas. 

Los mismos seis bancos que ayer se hicieron cargo de recibir las ofertas de compra se acordaron con Caputo un crédito por 6000 millones de dólares a suscribir en partes iguales. Esos fondos ingresarán en la contabilidad pública por 18 meses. Como garantía el país les entregará Bonar 2024 por un monto que todavía no fue informado. La tasa de interés acordada, aseguraron en Finanzas, rondará el 3,8 por ciento anual. La operación de endeudamiento de corto plazo es similar a la realizada por el Central a comienzos de 2016 para abultar sus reservas.