Comunidades indígenas de los estados brasileños de Mato Grosso do Sul (Amazonía) y Pernambuco (nordeste) fueron blanco de ataques entre el domingo y el lunes, tras conocerse los resultados de los comicios en los que fue electo el ultraderechista Jair Bolsonaro. El hecho más violento fue contra habitantes de la aldea Bororó, en Mato Grosso do Sul, una de las comunidades existentes al interior de la Reserva Indígena Dorada. Allí unos 15 indígenas de la etnia guaraní-kaiowá resultaron heridos –algunos con balas de plástico y otros con armas de fuego– después de haber sido atacados por un grupo de personas que llegaron a un campamento de la aldea en camionetas y tractores. En Pernambuco, una escuela y un puesto de Salud de la comunidad Bem Querer de Baixo fueron incendiados en la madrugada del lunes. Según el Consejo Indígena Misionero (CIMI), organismo vinculado al Episcopado brasileño, la comunidad está asustada porque las entidades públicas ya habían recibido amenazas de incendio con antelación. Ahora, los miembros de esa aldea han recibido mensajes de advertencia de que el agua con la que subsisten sería envenenada. Otras denuncias conocidas por el CIMI señalan que dos comunidades de Mato Grosso do Sul fueron objeto de acciones intimidatorias, y aunque no fueron atacadas, señalaron que varios hombres armados y gritando rondaron las aldeas en camionetas, un hecho que, según el Consejo, se ha repetido anteriormente.