Hace una década, una nueva sala independiente abría sus puertas en el primer piso del mítico Mercado El Progreso, en el barrio de Caballito. Oeste Usina Cultural está cumpliendo diez años y quienes lo sostienen día a día despedirán 2018 con un festejo multidisciplinario, en sintonía con la esencia del lugar. “Hemos decidido celebrar porque dentro de nuestras posibilidades ha sido un éxito llegar hasta acá”, dice a PáginaI12 Graciela Camino, directora y fundadora de Oeste junto a Emilia Bonifetti. “Como un conjunto muy grande de personas que gestionan salas, no sabemos cómo seguir. Pero tenemos un empecinamiento en celebrar lo que hemos hecho hasta acá y la alegría de haber estado y seguir estando”, concluye la directora y actriz. 

La programación del aniversario comenzó ayer e incluye teatro, fotografía, actividades formativas, lecturas, danza y hasta una fiesta. También una asamblea de la agrupación Espacios Escénicos Autónomos (Escena). Participarán los directores y dramaturgos Claudia Cantero, Diego Morán Vera, Jazmín Titiunik y Luciano Borges; la escritora María Moreno; el fotógrafo Maximiliano Amena; y el colectivo Hitazos para el Bondi. La premisa es celebrar diez años en diez días. “Concentrar en poco más de una semana una programación que dé cuenta del espacio, mostrar nuestras producciones y convocar a artistas afines. Hay que juntarse, si no estamos perdidas”, agrega Camino. Bajo su dirección se verá Pavlovsky en fuga, y Bonifetti, su socia dentro de Oeste, mostrará la obra Los subalternos.

“Celebramos haber podido atravesar todas las dificultades que significa sostener un teatro independiente. Celebramos los cientos y diversos encuentros que logramos concretar durante todo este tiempo. Teatro, danza, música, cine, fotografía, diversos talleres y cruces de lenguajes que se gestaron con mucho esfuerzo, compromiso y dedicación. Apostando siempre a producir, aún en los peores contextos”, se lee en el texto que invita al festejo. Y continúa: “Construimos nuevas formas de decir y de hacer observando y traduciendo como mejor podemos el mundo en que vivimos. Intentamos en algún punto reparar con acción poética y política las heridas que nos van dejando nuestras historias, ejercitando la memoria y trabajando sobre nuestros sentidos”.

Cuenta Camino que, hace más de diez años, ella y Bonifetti comenzaron a buscar espacios para inaugurar una sala teatral y hallaron el ideal en el primer piso del Mercado del Progreso. Tuvieron que trabajar mucho, porque el lugar estaba “bastante destruido y falto de mantenimiento”: “Pusimos los pisos, levantamos las paredes, armamos las tarimas... Todo eso fue sucediendo a lo largo de estos diez años”. La ubicación dotó a Oeste Usina Cultural de sus particularidades. “Nos gustó estar en comunicación con el mercado, la gente, el ir y venir. Es un agregado”, remarca la artista. Hay una sala con capacidad para 40 personas y otros dos espacios más pequeños que también se utilizan. Aunque sus fundadoras pertenecen al mundo del teatro –y allí dan sus talleres y ensayan y estrenan sus obras–, el que dirigen es un espacio para la creación y producción de proyectos autogestionados en las distintas artes. Además, es un lugar de intercambio y redes comunitarias y un laboratorio de investigación. El criterio es multidisciplinario.

“En diez años han pasado muchas cosas. Hemos hecho conciertos en el Mercado mismo, por ejemplo, con Liliana Herrero, cuando era un poco más fácil hacer experimentos. Las cosas después se pusieron más difíciles, en relación a las normativas, las condiciones. Hemos intentado siempre romper el espacio convencional del espectador mirando algo. Somos un pequeño colectivo, con otro gran círculo rodeándolo, un número de personas que se ha mantenido con una ligazón importante con el espacio y que se reconoce con una pertenencia al lugar. En estos tiempos difíciles, ese capital humano es tal vez lo que mejor nos hace sentir. Esa construcción colectiva es un signo muy alentador de que otra forma es posible”, expresa Camino.

Luego desliza una idea triste aunque sincera: “Esperemos que estos diez años no sean los últimos”. El martes a las 14, referentes de espacios alternativos que integran el colectivo Escena desarrollarán una asamblea en el marco del festejo. “La cultura está en peligro” es el título de la actividad. “En los últimos tiempos la cosa se ha puesto muy complicada. Nos vemos en una pesadilla. Uno duda de cómo será mañana porque el panorama es muy degradado. Se ha vaciado el Ministerio de Cultura, los subsidios están recortados a un límite insoportable y sólo se alientan formas de producción más vinculadas con el marketing, el negocio, la figuración o el show. Mantenerse en este camino es muy complicado”, dice la actriz. “Todo esto incide en la forma de producción. Estamos con esas energías. Hay que redoblar el esfuerzo y estar fuertes para poder resistir. Se trata de ver cómo resistimos estos embates, porque nos quieren borrar del mapa. Estamos en un equilibrio delicadísimo”, sentencia.

Todas las actividades ocurrirán en Del Barco Centenera 143, timbre A. La programación continúa hoy con Los subalternos (a las 22), obra teatral de Diego Morán Vera con dirección de Bonifetti. Mañana a las 19 se presentará el mediometraje Rapto de vigilia, en el que el fotógrafo Maximiliano Amena muestra sus trabajos con música en vivo. A las 21.30 será el turno de El mal que aqueja, obra con dramaturgia y dirección de Luciano Borges. El lunes a las 20 se desarrollará Lenguas Vivas, definido como un “encuentro personal con María Moreno y transpersonal con Alejandro Urdapilleta”. Las lecturas performáticas del colectivo Hitazos para el Bondi serán el martes a las 21.30, en compañía de las bailarinas Cecilia González Masse e Ivana Smoljanovich. La clínica abierta de entrenamiento teatral “La voz está en el cuerpo” será el miércoles a las 20. La propuesta, que requiere de inscripción previa, unirá a Jazmín Titiunik, Claudia Cantero y Camino. El jueves, Bonifetti brindará una clase abierta a partir de las 19.30. El viernes 9 se presentará Pavlovsky en fuga, obra con dirección de Camino, a las 22. Finalmente el sábado habrá una fiesta en la que coincidirán música en vivo, proyecciones audiovisuales y pequeñas intervenciones artísticas.