Esta vez no es un amague. En el entorno de Emilio Monzó confirmaron la versión de que el presidente de la Cámara de Diputados y tercero en la línea sucesoria presidencial no irá por la renovación de su banca en 2019 en medio de las pujas internas del macrismo que lo marginaron de la mesa chica que define las políticas del Gobierno. “Era una decisión ya tomada”, admitieron los colaboradores parlamentarios del ex armador político del PRO y Cambiemos, que abandonará la actividad parlamentaria y no será candidato del oficialismo en el momento más complejo del Gobierno, sumergido en una crisis económica y social.          

Las versiones sobre el alejamiento de Monzó del oficialismo se incrementaron en las últimas horas y en su entorno ya no hubo margen para evasivas. Ratificaron que era “una decisión tomada hace ya mucho tiempo”, en referencia a no ir por la renovación de su banca de diputado. “Son especulaciones políticas”, agregaron sobre la posible ruptura de Monzó con Cambiemos, pero tampoco la negaron.    

Recluido al ámbito parlamentario para allanar el camino a los proyectos que el Ejecutivo envía al Congreso, Monzó ya había amagado con dejar la Cámara baja en abril pasado y hasta se habló de cederle la embajada en España como compensación por los servicios prestados. El encargado de hacerlo público fue uno de sus archienemigos en el círculo íntimo del Presidente: el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Entonces Mauricio Macri acordó con Monzó su continuidad al frente de Diputados hasta terminar su mandato en 2019. 

Con los plazos casi vencidos y algún convite esporádico a la Casa Rosada en un supuesto retorno a una mesa chica que nunca funcionó, Monzó confirmó que había perdido la pulseada con Peña y el asesor estrella de Macri, Jaime Durán Barba, a los que enfrentó por la estrategia “antiperonista” de impedir la ampliación política de la alianza oficialista. 

Monzó, que se encargó de tejer alianzas parlamentarias con el massismo y el entonces incipiente peronismo federal para aprobar los proyectos del Gobierno, reclamó puertas adentro y sin suerte ampliar Cambiemos con sectores del peronismo “racional” y “dialoguista”. Incluso empujó, mucho antes de las legislativas de 2017, sumar candidatos peronistas como Florencio Randazzo, con quien había trabajado en la gobernación bonaerense. Para entonces, Monzó ya no tallaba en la mesa chica presidencial, donde prevalecían las opiniones de Peña y Durán Barba.

Incluso cuestionó el armado territorial de Cambiemos y se quejaba de los timbreos que promovía el consultor ecuatoriano de manera selectiva y que explotaba como marketing. “Si seguimos así, en vez de timbreo vamos a hacer ring raje”, soltó Monzó en septiembre de 2016 ante los periodistas.

A pesar de su buenos oficios parlamentarios, la estrella de Monzó –que fue el armador político del PRO y uno de los jefes de la campaña presidencial de Macri– parece haberse apagado en Cambiemos. Quienes especulan que su futuro político en el peronismo consideran que Monzó podría ahora recorrer el camino inverso: el presidente de la Cámara baja tuvo sus inicios políticos en la UCeDé y luego se afilió al peronismo, con el que ganó la intendencia bonaerense de Carlos Tejedor 2003. Fue ministro de Daniel Scioli en la gobernación y como diputado provincial colaboró con Francisco De Narváez ante de arribar al gobierno porteño con Macri.

Algunos podrían abrirle las puertas a su experiencia. Otros, en cambio, no ponderan su paso por Diputados donde este año clausuró el debate de cualquier iniciativa opositora y solo convocó a sesiones especiales con  proyectos del Gobierno.