Esta mañana, la empresa recuperada Renacer (ex TresGe) fue usurpada violentamente por un allegado al ex dueño, amparado por la Policía de la Ciudad, en el marco de lo que los trabajadores denuncian como un “operativo ilegal” y un “violento atropello patronal”. En estos momentos los trabajadores y sus abogados permanecen en la puerta de la planta de producción sin poder ingresar al lugar.

La fábrica de bolsos y otros artículos de cuero es una de las más recientes de las empresas recuperadas que fueron a la quiebra durante el macrismo TresGe –rebautizada como “Renacer”- había sido abandonada por su dueño este año. En marzo los veinte empleados de la fábrica ubicada en La Paternal comenzaron a tener problemas para percibir sus salarios y en mayo la empresa dejó definitivamente de pagarlos. El 11 de mayo, al presentarse a trabajar, los 20 empleados de la pyme encontraron la puerta cerrada, con una nueva cerradura y candado, y las vidrieras tapiadas por tablones.  “Fue entonces que el dueño cerró la empresa, dejó a los trabajadores a su suerte y estos con un gran esfuerzo la lograron volver a poner en marcha”, relata Luis Palmeiro, abogado de la Renacer. “Como resultado de ese gran esfuerzo colectivo reanudan la explotación y hace unos quince días obtienen la matrícula que los reconoce como empresa recuperada del  Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES)”, que es el organismo nacional que actúa en estos casos.

Esta mañana, una persona que dijo ser el dueño del lugar se presentó en la puerta de la fábrica. El portero, quien también integra la cooperativa, lo dejó entrar y éste, con apoyo de la Policía de la Ciudad, obligó a abandonar el lugar a los trabajadores que se encontraban adentro. “Fue un procedimiento completamente ilegal y violento”, analiza el abogado.

En primer lugar, “porque no existe ningún cargo vigente contra los trabajadores”. En segundo lugar, “porque la Renacer ya cuenta con su matrícula emitida por un organismo oficial”. En tercer lugar, porque “como pudimos confirmar poco después, esta personas no es el dueño, sino un allegado al dueño, es decir, no tiene ninguna facultad para ingresar a la fábrica. Es un usurpador. Y aunque fuera el dueño, una vez que la empresa pasa a ser reconocida como cooperativa, éste ya no tiene esa facultad”. Y concluye Palmeiro: “Ahora nos encontramos en la puerta del lugar a la espera de que la Policía termine de chequear con la Fiscalía, que tampoco nos quieren decir cuál es, para que nos den explicaciones por este procedimiento por demás irregular”.