“En tiempos de incertidumbre, es grato detenerse y recordar que el músico, actor, productor y humorista ‘Weird Al’ Yankovic continúa haciendo de las suyas, ya sea como co-conductor del programa Comedy Bang Bang en la señal IFC, ya sea como prolífico compositor de canciones paródicas”, introduce la web Consequence of Sound, sin dejar de mencionar cómo su último disco, Mandatory Fun, alcanzó tiempito atrás el puesto número 1 en las listas de ventas, vol- viéndose el primer álbum cómico en detentar ese título. Lo cual, a decir del mentado medio, amerita que el artista dé una simbólica vueltita de honor al modo que le venga en gana. En su caso, lanzando un box-set con su discografía que, a saber, incluye los ¿memorables? larga du- ración Polka Party (1986), Alapalooza (1993) y Bad Hair Day (1996), por mencionar unos pocos títulos que le han valido varios premios Grammy. Empero, conforme su estilo descocado, el ru- loso señor no se conforma con una sencillita edición; claro que no... Para la ocasión, Weird Al ha preparado una caja recopilatoria  que emula su tradicional acorde- ón, deviniendo así réplica inesperada de su instrumento de mil amores, cuyo fuelle oficia de te- sorito de las tantas maravillas. Es decir: 14 vinilos, símil cantidad de CDs, discos con rarezas, tracks curados por el artista, un libro de 100 páginas con fotos y memorabilia inédita del céle- bre parodista, entre otras bondades. Todas juntas, no así revueltas, en Squeeze Box: The Com- plete Works of “Weird Al” Yankovic, como ha bautizado a la cabalísima propuesta especial. Un auto-tributo más que apropiado que –mala nueva para sus fans– cuesta una pequeña fortuna. Casi 500 dólares habrán de desembolsar los pacientes aficionados a las sardónicas rimas del bizarro músico, debiendo aguardar hasta el venidero noviembre para que el sonoro –y remas- terizado– chiche salga de fábrica. Para todos los demás, existe YouTube. Y también otros artis- tas, para qué negarlo.